Eventos que cuentan (si sabes contarlos)

Hoy he dado una clase/taller en el Máster en Organización de Eventos Deportivos que organiza LA LIGA Business School. El título: Eventos deportivos para el desarrollo de territorios y ciudades. Creo que ha sido una sesión interesante para la mayoría.

Llevamos décadas hablando de megaeventos como si fueran la panacea territorial: los Juegos Olímpicos que “pondrán en el mapa” a una ciudad, el Mundial que revitalizará una economía urbana decadente, la maratón que convertirá a una urbe cualquiera en destino global del turismo runner. Pero si algo intento transmitir en estas sesiones, aunque no siempre lo consigo, es que el desarrollo urbano no se construye a golpe de ceremonia inaugural ni de estadios vacíos al cabo de tres años. El desarrollo se diseña, se planifica y se trabaja… desde lo pequeño. Aunque el evento sea grande.

Esta clase/taller nace de una convicción: los eventos deportivos pueden ser herramientas poderosas para el desarrollo local, pero solo si se integran en estrategias más amplias y sostenidas. Para eso, partimos de tres ideas básicas que estructuran el contenido:

1. El evento deportivo como dispositivo urbano

Los eventos deportivos, incluso los más modestos, son “dispositivos” que activan procesos. Pueden actuar como excusa para abrir espacios públicos, como anzuelo para atraer talento o como laboratorio para experimentar nuevas formas de movilidad. Pero también pueden ser fuentes de exclusión, gentrificación o derroche si se gestionan mal. La clave está en cómo se encajan en los procesos urbanos preexistentes.

2. No es el evento, es el ecosistema

Lo importante no es solo lo que pasa durante el evento, sino lo que pasa antes y después. En la clase hablamos de tres niveles de impacto: simbólico (la imagen que proyectamos y la que nos devuelve el espejo del evento), estructural (las infraestructuras, pero también los marcos normativos) y vivencial (cómo lo viven las comunidades locales). Todo evento deportivo es un relato. La pregunta es: ¿quién lo escribe?, ¿quién lo lee?, ¿quién se lo cree?

3. Estrategias, no ocurrencias

Presentamos casos concretos (del Tour de Francia a maratones en pueblos de montaña) y analizamos si sus efectos han sido fruto de estrategias claras o simplemente de intuiciones afortunadas. Porque la diferencia entre un evento útil y un evento decorativo suele ser un plan… o su ausencia.

Además, trabajamos con conceptos como “legado” (que no es solo dejar algo físico, sino transformar mentalidades), “resiliencia urbana” y “participación ciudadana”. Discutimos cómo los eventos pueden fomentar (o bloquear) la innovación social y el orgullo cívico. Y sobre todo, subrayamos que no hay desarrollo sin comunidad. Sin la gente que vive en los barrios antes, durante y después de que pase el show.

Una mirada crítica y práctica

No es una clase para hablar de utopías, sino para desmenuzar realidades. Analizamos metodologías de planificación estratégica, modelos de gobernanza compartida y alianzas público-privadas. También hablamos —cómo no— de riesgos: la captura política del evento, el cortoplacismo electoral, la instrumentalización del deporte.

Hablamos de ciudades que venden humo en nombre del deporte, de proyectos que nacen con luces LED y acaban como solares olvidados. También hablamos de ciudades pequeñas que, sin tanto ruido, han sabido usar eventos deportivos para tejer redes comunitarias, revitalizar entornos naturales o reforzar la identidad local.

Mañana, más (y más complejo)

Mañana continuamos con otra clase/taller centrada en los procesos y metodologías de evaluación de los distintos impactos de los eventos deportivos. Es decir: aprenderemos a medir (y a entender) qué efectos producen realmente estos eventos. Porque si no se mide, no se sabe. Y si no se sabe, todo se convierte en relato, en eslogan… en propaganda.

Así que hoy hemos hablado del qué y del para qué. Mañana hablaremos del cómo lo sabemos. Porque si queremos que los eventos deportivos sean algo más que confeti, hay que evaluarlos con lupa. Y, sobre todo, con honestidad.

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