El que gana se lo lleva todo

balon

Desde hace años llevamos observando una tendencia que creemos irá haciéndose más acusada en el mundo del deporte y de las retransmisiones deportivas. Cada vez es menor el número de eventos y/o organizadores deportivos que cobran de las televisiones por la emisión de sus competiciones. Por otra parte, el dinero destinado por las cadenas televisivas a comprar contenidos deportivos y el número de emisiones sigue creciendo.

¿Cómo se explica esto? Es simple, los contenidos “estrella”, los de deportes mediáticos reciben cantidades crecientes por los derechos de emisión. Por contra existe un gran número de eventos de menor atractivo mediático que en la mayoría de las ocasiones no cobran por estos derechos y en muchos casos incluso deben pagar por el espacio cedido por las cadenas de televisión: Esta tendencia les obliga a buscar recursos directamente de los anunciantes, con una ventaja frente a otros, pueden ofrecer a sus posibles anunciantes esa cobertura televisiva que les han cedido gratis o incluso han pagado por ella.

Esta tendencia no es exclusiva del deporte. Así, en el ámbito de la gestión empresarial, algunos “gurús del management” consideran que es una tendencia generalizada y lo resumen con la frase “el que gana se lo lleva todo”. No basta con ser bueno, hay que tratar de ser el mejor. Si hay alguna oferta superior la brecha entre su éxito y el del resto es creciente. Las diferencias aumentan debido a la propia dinámica del libre mercado. Sencillamente, “si uno tiene dinero es más fácil hacer dinero”. Si un espectáculo deportivo es bueno, es más simple venderlo y seguir mejorando para acaparar más recursos.

El ejemplo más cercano en el tiempo y que da pie a este artículo es el caso de la Super Bowl que se disputó el domingo 3 de febrero. La Super Bowl está irremediablemente ligada a la televisión. No se trata simplemente de que la organización del espectáculo esté diseñada expresamente para el público televisivo. El tirón que tiene para los publicistas y candidatos a colocar sus anuncios el días de la final, el precio del espacio en cadena, el seguimiento y posterior valoración de los spots emitidos hacen de la Super Bowl el fenómeno televisivo por excelencia. Incluso un gran número de personas renuevan su televisor por estas fechas para poder ver el partido “en condiciones”.

Algunos datos relevantes del tirón mediático de la Super Bowl:

  • En un primera estimación se hablaba de que este año se habían alcanzado los 97,5 millones de personas que la habían seguido por televisión, lo que la convertiría en el segundo espacio más visto en la historia de la televisión, por detrás del último capítulo de la histórica serie de televisión ‘MASH’, que fue vista por 106 millones, en 1983.
  • Se han emitido 63 spots de 37 anunciantes con una duración de 30 segundos
  • El precio de un spot, ajustado con la inflación, se ha doblado desde hace 12 años. Un spot de 30 segundos cuesta 2,6 millones de dólares.
  • La Fox estima haber obtenido unos ingresos de 167,8 millones de euros con la emisión.
  • Se ha abierto un canal en YouTube de Adblitz con todos los anuncios emitidos en el que podemos elegir nuestros favoritos. Los publicistas se frotan las manos.

En definitiva, estos contenidos, los de grandes eventos de primera línea, se llevan el trozo grande de la tarta de los pagos por derechos de emisión. Los eventos más pequeños ven cómo se reduce su pedazo de tarta hasta quedarse sin ella, a nos ser que paguen por el tiempo de presencia en televisión claro está.

Foto:  JMKearns
Artículo publicado originalmente el 8 de febrero de 2008 en Avento.

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