¿Qué ocurre cuando una persona absolutamente convencida de que la definición de la Misión de una organización deportiva es uno de los aspectos fundamentales de dicha organización? ¿Y si además ha dedicado largo tiempo a estudiar y reflexionar sobre “la Misión”? Pues que en una conversación de café puede sorprenderte con ejemplos como “la paradoja de Teseo” y quedarse tan tranquilo, como quien te ofrece un poco más de azucar.
Cito textualmente de la Wikipedia: La Paradoja de Teseo, también conocida como El barco de Teseo, es una paradoja de reemplazo. Según la leyenda griega recogida por Plutarco:
«El barco en el cual volvieron (desde Creta) Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y los atenienses lo conservaban desde la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era.
«Lo que se puede traducir en la siguiente pregunta: Al final, ¿estaríamos en presencia del mismo barco si se hubieran reemplazado cada una de las partes del barco una a una?
Douglas Adams en su libro Last chance to see nos muestra que en otros lugares esto no constituye ninguna paradoja y relata la siguiente anécdota:
«Yo recuerdo que una vez en Japón, fui de visita al Gold Pavilion Temple en Kyoto y me sorprendí al observar lo bien que el templo había resistido el paso del tiempo desde que fuera construido en el siglo catorce. Entonces me explicaron, que en realidad el edificio no había resistido, ya que de hecho se había quemado hasta los cimientos dos veces durante este siglo. Por lo que le pregunté a mi guía japonés
-¿O sea que no es el edificio original?».
-Al contrario, por supuesto que es el original – me contestó, un tanto sorprendido por mi pregunta.
-¿Pero no se incendió?
-Sí.
-Dos veces.
-Muchas veces.
-Y fue reconstruido.
-Por supuesto. Es un edificio histórico importante.
-Con materiales completamente nuevos.
-Por supuesto. ¡Si se había incendiado!.
-Pero entonces, ¿cómo es posible que sea el mismo edificio?
-Siempre es el mismo edificio.
Y tuve que admitir que este era un punto de vista perfectamente racional, solo que partía de un postulado completamente inesperado. La idea del edificio, la finalidad del mismo, y su diseño, son todos conceptos inmutables y son la esencia del edificio. El propósito de los constructores originales es lo que sobrevive. La madera de la que esta construido decae y es reemplazada todas las veces que sea necesario. El preocuparse por los materiales originales, que solo son recuerdos sentimentales del pasado es no saber apreciar al edificio.»
¿Estamos de acuerdo con que esto es la Misión de nuestra organización deportiva? Mejor dicho ¿esto debería ser?. O por el contrario, la Misión debe modificarse, cambiarse, adaptarse a los nuevos tiempos. Un tema para reflexionar. Aún así la paradoja no deja de ser bonita.