¿Puedo colaborar con mi competencia? ¿Debo trabajar codo con codo con otro club deportivo o con otra Federación con los que compito para captar deportistas? Parece difícil que la respuesta sea positiva; sin embargo esta cooperación entre competidores se da en muchos ámbitos.
En post anteriores ya había escrtito sobre el concepto de coopetición en el deporte, y sobre algún caso concreto. La coopetición se da cuando varias entidades que compiten en determinados ámbitos deciden cooperar en otras áreas, de modo que todas las entidades puedan obtener un beneficio. El término “designa una interacción entre partes que pueden ser, simultáneamente, competitivas y cooperativas”.
La coopetición como estrategia de supervivencia
La coopetición puede parecer una estrategia muy avanzada, digna de personas reflexivas y calculadoras; sin embargo, un grupo de investigación de las universidades Carlos III y Complutense de Madrid han publicado un estudio científico que analiza estas interacciones, muy frecuentes y beneficiosas entre especies animales o en el mundo de los negocios.Los resultados que muestran son claros, «de acuerdo con nuestros estudios, la coopetición es uno de los principales mecanismos reguladores de la vida de nuestro planeta».
La coopetición como estrategia de negocios
En el mundo de los negocios y la economía las estrategias de coopetición también son frecuentes. Un ejemplo es la cooperación entre Peugeot y Toyota en componentes compartidos para un nuevo coche urbano en el año 2005.
Existe numerosa literatura sobre la coopetición en el mundo de los negocios, a destacar el libro de Adam M. Brandenburger y Barry J. Nalebuff: Coopetition
Otro ejemplo más cercano y sabroso: el caso de los cocineros vascos.
El diario estadounidense The New York Times publicó hace algunos años un artículo que decía «San Sebastián es una capital gastronómica… El ratio de restaurantes con estrellas Michelin es sorprendente». Cuando al nutrido grupo de cocineros vascos con estrella Michelin se les pregunta la clave del éxito de la cocina vasca no lo dudan: la cooperación entre ellos “les hizo ser tremendamente intensos en la apertura al exterior (proyecto abierto) y les permitió crecer en la aplicación de la tecnología a su quehacer diario, así como desarrollar un verdadero modelo de gestión del conocimiento, en donde la información, la formación y la comunicación generaran un espacio oxigenado que con el valor de la cooperación permitió hacer escuela, formar y propiciar el nacimiento de la alta cocina vasca.”
Ejemplos de coopetición en el deporte
En el deporte, además de los casos comentados en otros post de este blog, destacar el caso de la rivalidad entre Rafa Nadal y Roger Federer. “Nadal y Federer se hacen grandes el uno al otro. Compiten entre ellos pero gracias a eso mejoran”.
El caso del mono rencoroso
El extremo puesto y que, desgraciadamente, se da en demasiados casos es la estrategia de:“el mal del otro es bueno para mí”
Siempre me ha costado entender a aquellas organizaciones que basan su crecimiento en el mal de la competencia. Me parece un razonamiento pobre, con escasa ambición y propio de mentes un tanto retorcidas. En cambio la naturaleza, con toda su sabiduría y que corrobora la validez de la estrategia de la coopetición, nos muestra la cara contraria: el caso del mono rencoroso.
“El experimento empieza con dos monos en sendas jaulas contiguas. Uno de ellos tiene acceso a una palanca con la que acerca a la vez una galleta para él y otra para su compañero.
Hasta aquí todo normal; siempre que el investigador coloca en el dispositivo una galleta para cada mono, el que tiene la palanca la utiliza y ambos consiguen el mismo premio.
Ahora lo curioso: si el investigador pone una galleta frente al mono con la palanca, pero tres frente al individuo pasivo, el que tiene el control se enfada y no realiza ninguna acción.
La situación le parece tan sumamente injusta, que prefiere no obtener su premio si eso implica que gracias a su trabajo un aprovechado se quedará con el triple sin ningún esfuerzo a cambio.”
La realidad es un poco más compleja, lo que hace que esta situación se produzca en más ocasiones que la propia de los monos, ya que entramos en el ámbito de las suposiciones. Haciendo un ejemplo con clubes, si el club A supone que su competidor el club B se puede aprovechar más que él por su trabajo, dejará de cooperar. El problema es que normalmente esta decisión se basa en el simple suponer, no en la certeza, por lo que esta estrategia de no cooperación se da en multitud de ocasiones… aunque todos los clubes salgan perjudicados.
El mono sabe que el otro se llevará las tres galletas, el club A sólo supone o se teme que el club B podría ganar más que él. Ante la simple posibilidad de que el otro club gane algo, el club A decide no actuar.