Dinero, dinero… parece que por lo que he escrito en algunos post anteriores sólo se me ocurre motivar a la gente a hacer ejercicio con dinero, ya sea con premios o con multas. («Sólo hago deporte si lo pago» y «Sólo hago deporte si no me hacen pagar»). Bueno, hoy me he propuesto dar un par de alternativas distintas: la diversión y el placebo.
La diversión para fomentar la práctica de actividad física.
The Fun Theory es un sitio de internet en el que demuestran que la diversión es el modo más sencillo de motivar a la gente para que modifique sus comportamientos a mejor. En su web presentan multitud de ejemplos sobre cómo utilizar la diversión para diferentes fines, desde reducir la velocidad del tráfico hasta fomentar la práctica de actividad física. Entre esa cantidad de experimentos nos ofrecen dos muy interesantes para el asunto que nos ocupa aquí.
En varios planes de fomento de la actividad física entre la población podemos encontrar la idea de “vida activa”, esto es, incorporar rutinas de ejercicio en nuestra vida cotidiana, rutinas tan simples como ir andando o en bici al trabajo o subir las escaleras andando en lugar de emplear el ascensor. Se realizan campañas publicitarias incentivando la incorporación de este tipo de rutinas, pero ¿cómo conseguir de un modo divertido que la gente suba las escaleras andando en lugar de emplear las escaleras mecánicas?
A alguien se le ha ocurrido una manera de lo más original, convertir las escaleras en un piano. El efecto, podéis verlo en este video: Piano Stairs
Otro modo de fomentar el ejercicio: mientras la gente espera el autobús ¿por qué tiene que estar sentada? Podrían estar haciendo alguna actividad física divertida. ¿Qué tal instalar en la parada una máquina de Pinball manejada con los pies? Esta es la idea: Pinball Exercise Machine
Estos ejemplos son muy llamativos y muestran el poder de la diversión a la hora de incentivar a las personas a determinados comportamientos.
El placebo y el ejercicio físico.
«Efecto placebo es el fenómeno por el cual los síntomas de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia placebo, es decir, una sustancia sin efectos directamente relacionados con el tratamiento de lo que estaría causando (etiología, conocida o no) los síntomas del paciente en un primer lugar. La explicación fisiológica postulada para este fenómeno sería la estimulación (no por parte de la sustancia placebo, de lo contrario no entraría en la definición) del núcleo accumbens situado en el cerebro que daría como resultado la mejoría del cuadro sintomático del paciente que afirma estar aquejado por un mal a su salud» (Wikipedia)
En lo que respecta al placebo, la actividad física y la salud hay dos aspectos muy relevantes. El primer aspecto tiene que ver con la salud percibida. Un estudio sobre una muestra de 7.000 personas adultas encontró que la salud percibida es mejor predictor de la muerte que la salud real actual, y en otro, analizando a las personas de más edad encontró que los que perciben su salud como mala tienen 6 veces más probabilidades de morir que los que perciben su salud como excelente, independientemente de su estado de salud real. (Badscience)
El segundo aspecto tiene que ver con la actividad física percibida. Alia J. Crum y Ellen J. Langer realizaron un experimento con un grupo de 84 mujeres del servicio de habitaciones de 7 hoteles diferentes. Crum y Langer dividen a las trabajadoras de hotel en dos grupos (en cada hotel). Un grupo recibió una presentación de una hora sobre la gran cantidad de ejercicio físico que estaban realizando durante su trabajo y cómo realizaban una actividad claramente superior a los mínimos recomendados para un estilo de vida activo. Se les dio información mostrando la cantidad de de calorías quemadas con las actividades como pasar la aspiradora o limpiar un cuarto de baño.
Cuatro semanas más tarde, los investigadores midieron todo de nuevo. El grupo que había sido informado sobre los beneficios de su trabajo ahora percibía que hacía más ejercicio que antes – como era de esperar – mientras que el grupo sin la información no cambió.
Pero lo más sorprendente es que a pesar de no haber un cambio efectivo en los niveles de ejercicio, en el grupo de intervención la simple información sobre la actividad que realizaban provocó una mejora significativa en cada una de las medidas sanitarias objetivo: peso, grasa corporal, índice de masa corporal, índice cintura-cadera y la presión arterial.
Al parecer basta con creérselo.