Mucho se habla desde hace tiempo de modelos alternativos de empresas, organizaciones e instituciones, más sociales, más abiertas, más participativas, más flexibles. Modelo de empresa abierta, sistemas participativos, proyectos compartidos, grupos autogestionados, proyectos colectivos…También se habla en el deporte, sin embargo no he visto apenas propuestas en la línea de lo citado.
Hace ya un tiempo que una persona con amplia experiencia y conocimientos del sector deportivo me comentó que estaba convencida que “los clubes deportivos del futuro serán agrupaciones de personas que realicen actividades físico-deportivos diferentes y canalicen sus intereses en cada momento”. Reconozco que cuando lo comentó me pareció una idea lanzada al aire, más como provocación o para generar reflexión, que algo realmente meditado. ¿Una asociación de consumidores deportivos con la forma jurídica de club?
Sin embargo, ahora pienso que el enfoque desde el que estaba entendiendo su idea no era el correcto. La clave creo que está en las palabras “consumidores” y “forma jurídica de club”. Si las hacemos desaparecer podemos ver un concepto muy interesante, deportiva y socialmente.
El concepto es el de grupos sociales de personas cuyo objetivo sea facilitar la práctica deportiva y de actividad física en cualquiera de sus formas. Grupos no con una o varias disciplinas, sino que dinamicen la organización de actividades de cualquier tipo, en función de los gustos y preferencias de las personas. Actividades temporales, que dejan de realizarse y dejan paso a nuevas cuando las personas cambian de preferencias y optan por realizar otras. De hecho estos grupos no tendrían que formalizarse con una denominación social, ni una categoría, ni un registro como en el caso actual de los clubes deportivos, que es enormemente limitante. Estoy pensando en un modelo más cercano a las asambleas de barrio que al de empresa.
Es cierto que este modelo de “Grupos ciudadanos de activación” es la esencia de los clubes deportivos en sus inicios. Así surgieron muchos de ellos, un grupo de personas voluntariosas que les gusta el deporte, una o varias modalidades y se organizan para poder practicarlos. Este concepto sin embargo, se adaptaría a los intereses actuales de practicar diferentes disciplinas a la vez, sin calendarios, sin competición, etc. Por otra parte, sería un modelo abierto y participativo. Aquí surge otra idea ya presente en algunas empresas: “Empresas sin jefes”… ¿Clubes sin presidente?
En otros ámbitos ya se dan este tipo de iniciativas y grupos autogestionados. A finales del mes de noviembre desde HUBDonostia organizaron el Proiektuen Azoka, “un evento cuyo objetivo es recuperar y potenciar los valores colectivos y visibilizar prácticas vinculadas a proyectos sociales de ámbitos diversos, facilitando procesos que devuelvan el protagonismo al “hacer ciudad o barrio”, entendido como práctica conjunta y colectiva.”
En el Proiektuen Azoka se compartieron unas cuantas experiencias con esta orientación, de hecho en el taller uno de los proyectos desarrollados fue “Parte Vieja Activa”, un proyecto colectivo para el impulso de la actividad física entre las personas del barrio donostiarra.
La experiencia fue muy interesante. Otras formas de hacer las cosas y, obviamente en mi caso, si se aplican algunas de estas ideas y experiencias al deporte y la actividad física pues mejor todavía.
El concepto da mucho juego y creo que abre grandes posibilidades desde un punto de vista social y de práctica físico-deportiva. Un nuevo modelo de (no)organización deportiva, basada en la colectividad, en la flexibilidad, en la participación. Habrá que seguir reflexionando sobre ello.
Imagen: González-Alba
No me cabe duda de que es ampliar el horizonte e introducir aire fresco en este tipo de organizaciones. En la práctica, creo que hará falta jugar con la iniciativa ciudadana y ver de qué forma se puede canalizar para que haya mayor implicación en la gestión de instalaciones y actividades. Todo un bonito campo de trabajo por delante. Ánimo 😉
Seguro que ampliando la perspectiva e dando paso a la iniciativa ciudadana aparece otro campo de juego. Diferente y que uno nunca sabe cómo va a acabar, pero mucho más interesante porque abre a nuevas posibilidades que antes eran casi imposibles porque quien «planificaba» era la (supuesta) parte experta en el asunto. Ánimo con la tarea 🙂
Gracias Julen, como dices yo también intuyo que un papel dinámico de la iniciativa ciudadana es necesario en este tipo de alternativas. De hecho, es la base para que puedan resultar. En ese sentido soy optimista a la vista de lo que ocurre en otros ámbitos, especialmente en la cultura: locales de ensayo y conciertos de grupos locales, cursos de danza (entre la cultura y la actividad física), espacios de creación autogestionados, etc.
Por otra parte, creo que este punto de vista es central tanto para la reorientación de clubes deportivos como de lo propios servicios deportivos municipales, que pueden dar el paso de «Oferentes de servicios deportivos» a «Facilitadores de actividad física».
Mucho trabajo de reflexión, de testeo (allí donde nos dejen 🙂 y de análisis de otras líneas de reflexión como la de empresa abierta.
PS: de todos modos, y para evitar dogmatismos, creo que el papel de los clubes tradicionales seguirá siendo muy importante.