El año pasado por estas fechas un amigo recibió la visita de los Reyes Magos que a la vista de que había sido un buen chico y apenas había hecho travesuras, a pesar de sus deseos de hacerlas, le trajeron una bicicleta estática. Los Reyes jugaban sobre seguro ya que debieron escuchar una conversación con su familia en la que aseguraba que el mejor regalo posible que podían hacerle era este aparato.
Mi amigo, vamos a preservar su anonimato, esperaba ponerse en forma con la bicicleta, a la vista de que su habitual dieta de salchichas y cervezas no daba los resultados que buscaba y su cuerpo se asemejaba más al de un rechoncho samoano que al del aguerrido alemán que aparece en los paquetes de sus Bratswurst favoritas.
Este año, hablando con él antes de la noche de Reyes salió el tema de la bicicleta, el escaso valor decorativo que tenía en su apartamento de 50m2 y lo que suponía una invasión del 4,5% de dicha superficie por el cacharro de los…
¿En qué se había equivocado este amigo? ¿Por qué la bicicleta estática no le daba las satisfacciones que le da la Wii que le han regalado este año? La clave está en las expectativas de utilidad y la utilidad adquirida con los productos deportivos.
Cuando una persona compra un producto deportivo de este tipo, sus expectativas de utilidad pueden ser muy variadas: salud, condición física, bienestar, diversión, etc, y en el caso de este amigo especialmente obtener una apariencia atractiva. Pero la diferencia de la bici y la Wii es que en la bici el verdadero objetivo de su compra (o regalo) no es la simple posesión del objeto y la utilidad obtenida con ella no es inmediata.
La mayoría de productos o servicios tienen una utilidad inmediata o casi inmediata, la propia utilización de los mismos ya nos da su utilidad, nos divertimos jugando con los juegos, disfrutamos con el pijama que nos ha regalado nuestra madre (gracias un año más ama). En los productos deportivos, en cambio, el que lo compra o recibe en la mayoría de las ocasiones no obtiene una utilidad inmediata, no disfruta pedaleando en el salón de su apartamento, lo que quiere es ponerse en forma, ponerse guapo, y la utilidad suprema: ligar (esto en el caso del amigo).
Casi siempre olvidamos que la utilidad obtenida a partir de este tipo de bienes no se logra con un consumo pasivo y lo que es peor, es necesario mucho tiempo y esfuerzo para alcanzar en el futuro la utilidad esperada.
En definitiva, señores Reyes Magos, olviden los aparatos de fitness o cualquier tipo de producto cuya utilidad no se obtenga desde el primer momento, ebay acabará saturándose de estos productos.