Escribo este post desde Ourense, ciudad a la que he acudido para asistir al II Congreso Iberoamericano de Economía del Deporte. Durante dos días, hoy y mañana, las personas que asistimos podemos conocer algunas de las investigaciones más interesantes en esta materia realizadas en España (y alguna de Portugal).
Hoy ha sido una jornada intensa, en la que se han presentado 14 comunicaciones sobre los temas más variados. La verdad es que algunas han sido sobresalientes y ha habido alguna otra que por su complejidad me ha costado seguirla (la econometría puede ser dura… ¡muy dura!). Aún así, el objeto de ese trabajo era muy interesante.
De todos modos quiero destacar una que me ha gustado mucho, tal vez porque en estos momentos hemos comenzado a trabajar en un proyecto centrado en la promoción de la actividad física y el estudio presentado abre una buena línea de reflexión. La comunicación tenía por título «Alcance de los mensajes promocionales con contenido deportivo», la ha presentado el profesor Carles Murillo Fort y la realizó en colaboración con Carolina Fagundes.
Esta investigación ofrece un interesante enfoque de estudio ¿cómo afecta el tipo de mensaje publicitario a la hora de determinar ciertos comportamientos y actitudes hacia el deporte? El estudio diferencia dos tipos de mensajes publicitarios con contenido emocional conocidos en la literatura como “well baby” y “sick baby” que consisten respectivamente, en presentar el mismo mensaje de forma positiva (tratando de subrayar los aspectos que lleva directamente a la solución de un problema o a una acción consecuente con el propio mensaje – Practica deporte y siéntete sano) y de forma negativa (cuando se destacan las implicaciones nefastas de la situación planteamiento – El sedentarismo mata). Seguro que si pensamos en los anuncios de Tráfico entendemos clara la diferenciación.
En el trabajo sometieron a prueba los dos tipos de mensajes emocionales utilizados en el ámbito publicitario con dos situaciones referidas al ámbito deportivo, en primer lugar, a las consecuencias de la práctica (o no) deportiva y el estado de salud; y, en segundo lugar, el llamamiento a la afición a que participe en un acontecimiento deportivo como espectadores/as.
Otro de los aspectos relevantes del estudio es que se diferencia entre concienciación mostrado por los individuos y la efectividad de los anuncios a la hora de modificar sus comportamientos.
Lo cierto es que más allá de la validez estadística del estudio considero que la principal aportación del mismo es el enfoque y las diferentes hipótesis planteadas
- ¿qué tipo de mensaje es más efectivo a la hora de concienciar a la población de los beneficios de la actividad física?
- ¿y a la hora de que efectivamente la realicen?
- ¿los resultados son los mismos en personas con alto grado de implicación en la actividad física que en la de bajo grado de implicación?
- ¿se obtienen las mismas conclusiones ya sea para promover la actividad que para atraer a espectadores/as?
En fin, como casi siempre ocurre cuando hablamos de Economía, salimos (al menos yo) con muchas preguntas y alguna respuesta. Pero la verdad, en este trabajo de investigación las preguntas que surgen son realmente interesantes.
Nada más, mañana tenemos otra jornada centrada en la valoración económica del deporte e impacto económico del mismo. Seguro que salgo con otro montón de preguntas. Por cierto, el resto de comunicaciones de hoy también han sido muy interesantes, pero es que la de Carles Murillo ha sido muy oportuna para mí.