El Sistema Deportivo no existe

El deporte es un hecho social especialmente innovador. Las vertientes competitiva y económica del deporte han impulsado el avance científico tecnológico en prácticamente todos sus componentes: en sus prácticas, en sus sistemas organizacionales, en los métodos de generación y transferencia de conocimiento, en la elevación de su imagen y simbolismo.

También ha sido un dispositivo ideal para la popularización de avances tecnológicos. Un juego de simulación deportiva como Pong (1972) fue de los primeros videojuegos que facilitaron la popularización de las computadoras personales a finales de los años 70 (con permiso de Space Invaders de 1978). Empresas de materiales, ingeniería, construcción, informática o telecomunicaciones, adelantan sus innovaciones en diferentes disciplinas deportivas al más alto nivel de exigencia para luego trasladarlas a otros mercados no deportivos.

No sólo innovan los agentes institucionales y las empresas. La ciudadanía también es un gran generador de innovaciones deportivas especialmente las últimas décadas. Constantemente surgen nuevas prácticas que bordean el concepto de deporte, ajenas a sus estructuras, en escenarios que no fueron previstos para esos usos. Florecen prácticas que hibridan el deporte con otras manifestaciones sociales y culturales que ponen a prueba los límites de lo que conocemos como deporte y generan dilemas y contrariedades entre las personas que nos dedicamos a la gestión y la política deportiva. Nuevas praxis que brotan en la periferia moldean la noción de deporte. Surgidas bajo la filosofía del DIY (Do It Yourself) se difunden por las redes digitales y algunas llegan a masificarse.

Y tras esa realidad deportiva cambiante e innovadora, la mayoría de las administraciones locales tratan de correr. Correr como Alicia tras el conejo blanco. Cuando la niña comienza a acelerar el conejo ya ha pasado y ella se conforma con no perderlo de vista.

No sólo eso. La administración tiene otros objetivos además de adaptar sus servicios a la alterable demanda ciudadana de actividades deportivas. También debe tratar de atraer a la práctica de actividad físico-deportiva a la población inactiva.

La solución frecuente de la política deportiva en los últimos cuarenta años ha sido: más actividades, más instalaciones, más ayudas al deporte, todas ellas impulsadas desde el área de deportes de la administración. Un área que cuenta con un sólido conocimiento especializado y dedica importantes esfuerzos para imaginar y diseñar propuestas para que el sistema deportivo local sea más eficiente y lograr que más personas sean activas. Sin embargo desde hace tiempo este modelo da muestras de agotamiento a la hora de resolver la complejidad de muchas necesidades actuales.

 

La naturaleza de los problemas

Un elemento significativo para comprender las dificultades a la hora de dar respuesta a las demandas y necesidades de la población es la naturaleza de los problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad.

La administración pública tradicional y la posterior ‘nueva gestión pública’ son modelos que funcionan razonablemente bien a la hora de dar respuesta a problemas complicados. Si bien estos problemas se componen de muchos elementos diferentes entre sí, son cuestiones bien definidas y a las que se les puede dar una solución basada en un conocimiento técnico. El conocimiento experto y disciplinar en el que se apoyan los servicios deportivos locales permite gestionar este tipo de problemas con cierta solvencia.

Pero la realidad es que cada vez más nos encontramos con problemas complejos que en ocasiones no somos capaces siquiera de definir. En este tipo de problemas los actores que intervienen son diversos y tienen diferentes intereses. Los objetivos van cambiando con el tiempo y evolucionan a medida que intentamos darles solución. Entran en juego numerosos factores ajenos al propio deporte y no admiten una solución unidisciplinar.

No, la afirmación que he escuchado tantas veces “aquí quien no hace deporte es porque no quiere” no sirve ante la naturaleza de las necesidades de una población que demanda nuevas experiencias y originales actividades deportivas. Tampoco es una respuesta válida para esas personas a las que les gustaría ser más activas pero se encuentran con problemas de causas muy diversas cuyo origen puede ser social, económico, cultural o de cualquier otra índole.

 

El sistema deportivo no existe

Esta frase me la dijo Iñaki Iturrioz y se la compro. Efectivamente, la idea de ‘sistema deportivo’ tal y como la hemos empleado, ha perdido mucha de su utilidad. No es adecuada a la realidad actual que viven las y los ciudadanos.

Creo que debemos revisar el concepto de ‘sistema deportivo local’ ya que orienta hacia planteamientos excesivamente cerrados, más centrados en los recursos para la práctica de actividad físico-deportiva que en las necesidades de las personas.

Desde estos planteamientos las políticas públicas tratan de dar respuesta a las necesidades ciudadanas gestionando recursos (espacios, actividades, financiación…) para responder a demandas presentes o futuras. Bajo este enfoque entendemos que el sistema deportivo lo componen los recursos materiales, humanos y organizativos dedicados directamente al deporte e incluimos una reflexión secundaria a lo que consideramos como «entorno».

Cuando los principales espacios de práctica deportiva en la ciudad son fuera de las instalaciones y equipamientos deportivos, en espacios urbanos y periurbanos; cuando en muchas de las nuevas prácticas se mezclan ingredientes deportivos con otras manifestaciones culturales hasta el punto que no sabemos si catalogarlas como deporte; cuando las nuevas prácticas son impulsadas por ciudadanía ajena a las estructuras que conforman el ‘sistema deportivo local’; cuando el entorno físico y social de las personas condiciona en gran medida su actividad o inactividad física, ¿es sensato mantener ese cajón de sastre que es el ‘entorno’ a la hora de planificar y gestionar el deporte?

En una reunión de proyecto una persona preguntó ¿por qué habláis de ECOSISTEMA y no de SISTEMA deportivo?

Hablar de ECOSISTEMA no es una simple cuestión semántica sino de enfoque del caso y para explicárselo le planteé dos ejemplos.

En la comarca sobre la que se desarrolla ese proyecto discurre un río. Este río, históricamente muy degradado, vive desde hace años un proceso de regeneración que ha hecho de sus orillas un lugar maravilloso para la práctica de actividad física y deportiva. Ha llegado el momento en que las riberas de este río acogen más actividad que cualquier instalación deportiva de la comarca. Por otra parte, entendemos que el río puede ser un elemento estructurador del territorio y las prácticas deportivas a lo largo de su cauce un factor clave para que ese río sea el referente estructurador y cohesionador de la comarca. ¿En serio vamos a tratar el río simplemente como ‘entorno’? ¿Tiene sentido hablar de la ribera del río como un «espacio no convencional» siguiendo el criterio habitual de los Planes de Instalaciones Deportivas?

En esta comarca, al igual que en otros muchos lugares, se celebran numerosas actividades deportivas (o con un importante componente deportivo) organizadas por grupos sociales cuya actividad fundamental no es deportiva o por personas sin afiliación a ninguna asociación. Muchas de ellas son radicalmente diferentes a las habituales propuestas de los clubes locales y tienen un importante impacto social. ¿No es razonable considerar estas actividades a la hora de diseñar las políticas deportivas?

En algunos municipios ya han dado algunos pasos en este sentido y han puesto en marcha líneas de subvenciones a la actividad deportiva con independencia de si la organización corre a cargo de una entidad deportiva, de una asociación vecinal, cultural o de personas individuales. Esta es una forma muy simple de apertura a la INNOVACIÓN CIUDADANA que permite incorporar nuevas propuestas innovadoras surgidas de espacios y personas ajenas al ‘sistema deportivo local’.

La nueva realidad cambiante requiere abrir ese concepto de ‘sistema deportivo local’ y pensar en términos de ecosistema. Un contexto en el que existen muchas más variables y relaciones a tener en cuenta, que expande las capacidades de actuar, que requiere incorporar nuevas formas de hacer las cosas y en el que las ideas y acciones de la ciudadanía serán una base fundamental para impulsar un modelo deportivo innovador, sensible y situado en el entorno local.

Nos encontramos por tanto ante una creciente complejidad de los problemas en un ecosistema abierto en el que multitud de factores influyen en la práctica (o no-práctica) de actividad físico-deportiva. Un ecosistema abierto con múltiples interacciones y con agentes diversos y unos problemas complejos que requieren de ESCUCHA.

La complejidad de los problemas en materia de política deportiva y de promoción de la actividad física requiere una diversidad de enfoques más allá de las de las personas expertas en deporte. Tampoco es suficiente integrar opiniones expertas de otras disciplinas. Es necesario incorporar las valoraciones y propuestas de las personas afectadas, de la ciudadanía, en la definición de los problemas y en la elaboración de propuestas. Eso sólo lo podremos hacer mediante metodologías adecuadas en las que la ciudadanía sea una parte activa en la toma de decisiones y en el diseño de alternativas. Sobre esto se centrarán los siguientes artículos del blog.


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