Hoy, bueno a estas horas ya ayer, han finalizado los VIII Encuentros de Políticas Deportivas en los Municipios organizadas por KAIT y en las que hemos tenido oportunidad de reflexionar y debatir sobre “El deporte municipal: la revisión del modelo”.
Han sido unas jornadas realmente estimulantes que nos han permitido conocer nuevas propuestas de deporte municipal y reflexionar acerca de hacia dónde va o debemos llevar el servicio deportivo de los ayuntamientos de pueblos y ciudades.
He salido realmente inquieto, en el buen sentido, con la sensación de que merece la pena reflexionar y aplicar nuevas fórmulas a un servicio municipal que ha sido un exponente clave en la transición de los municipios desde los comienzos de la democracia. Se han presentado muchos retos de futuro que es necesario encarar.
Tras las intervenciones y después de la lectura del texto de Luis Solar que ya comenté aquí, pensaba que había encontrado una de las claves. Luis en su reflexión habla de que el enfoque de los Servicios Deportivos Municipales (SDM) desde hace treinta años es un enfoque de oferta. Generar una oferta deportiva “como factor tractor o generador de una demanda, que solo existía potencialmente”.
«¡Ya está!» pensé. Esa demanda ya no es potencial, ya es real y llega a los niveles que llega, y dado el volumen que ha alcanzado nos lleva a la insostenibilidad del sistema. Si subvencionamos mediante precios bajos los servicios deportivos, cuanto mayor sea la demanda mayor será el déficit. El modelo de oferta nos lleva al colapso. Sin embargo no acabo de aceptar la idea de pasar de ese modelo de oferta a un modelo de demanda que se limite a ofrecer lo que la ciudadanía solicita. Intentaré razonar ambos modelos.
El enfoque de demanda supone analizar las necesidades actuales y previstas de servicio deportivo, será un dato de partida que habrá que tratar de satisfacer. Podríamos resumirlo gráficamente en:
Población => Necesidades => Equipamientos
Este enfoque nos dará una valoración tecnocrática positiva. En función del número de habitantes desarrollaremos una oferta deportiva. Sin embargo, este enfoque deja de lado la capacidad de hacer ciudad y de redistribuir el bienestar que tienen las infraestructuras y los servicios públicos, en este caso deportivos.
Tal como expone Luis Solar en su texto
El deporte constituye un campo dentro de la cultura y del ocio humanos de tal envergadura, que precisa ser objeto de posicionamiento ideológico, en consecuencia del sereno análisis político
Pues bien, yo me mojo. Este enfoque es un enfoque de igualdad, que a mí personalmente no me convence.
Soy más partidario de un posicionamiento por la equidad.
Equipamientos => Servicios => Población
Desde esta perspectiva de la equidad destacaría dos claves:
- El Deporte Municipal/Público como servicio social dirigido a fomentar su práctica entre aquellas personas que no pueden acceder a una oferta deportiva privada.
- La capacidad que tienen las instalaciones deportivas para apoyar la revitalización y sociabilidad de áreas menos favorecidas de las ciudades o del territorio mediante el movimiento de personas hacia esas áreas para hacer deporte.
En este sentido soy partidario de mantener el modelo de oferta seguido en los últimos treinta años, sin embargo aplicar una mayor discriminación, con un mayor criterio ordenador y de redistribución de la riqueza en la ciudad o en el territorio. Fomentando las instalaciones y servicios públicos municipales en aquellas zonas o barrios con menor capacidad adquisitiva, de modo que el deporte público se oriente más a quien menos tiene, y quien más tiene, personas de los barrios con mayor poder adquisitivo, acceda a una oferta privada o se traslade a esas instalaciones públicas, con sus consiguientes beneficios económicos y sociales de impulso a esas zonas. (Obviamente este razonamiento es válido para ciudades, no para pueblos de menor tamaño)
El criterio de “un barrio un polideportivo” no es justo ni equitativo, el barrio no es un buen elemento de asignación de los recursos públicos. Hay barrios que lo necesitan más que otros y si queremos fomentar la práctica de actividad física de forma eficiente y equitativa debemos discriminar en este sentido.
Imagen: H. Sánchez
Tiene lógica lo que propones. AEl «café para todos» es una tentación porque puedes vender a la ciudadanía un sano interés en dotar de infraestructuras, pero es evidente que hay muchos matices. Quizá también pueda ser interesante valorar para quiénes el deporte supone un motivo real de implicación y compromiso. Cuando piensas en involucrar personas tenemos que reconocer que los puntos de partida son diferentes. Pues bien, algo así creo entender del modelo que planteas.
Y, como dice un amigo que trabaja en Atención al cliente: Qué miedo como les hagas caso a todos los clientes 😉
Sí Julen, eso intento decir. Hemos llegado a una situación en muchos pueblos y ciudades que resulta muy difícil mantener el servicio público deportivo. Me preocupa que la primera idea que venga a la cabeza (a mí me ha pasado) sea cambiar de modelo hacia uno que no tenga en cuenta la capacidad redistributiva de los equipamientos y redes públicas. O peor, pasar a la privatización de todas las instalaciones, sin tener en cuenta estas cuestiones.
Efectivamente, el «café para todos» es una pésima política. Es necesario aplicar esa discriminación por zonas y, desde mi punto de vista, apoyar a las menos favorecidas y dejar a la iniciativa privada otras zonas con más recursos. Eso será bueno desde un punto de vista social y económico.
Creo que Henry Ford dijo algo así: «si hubiese escuchado lo que querían los clientes… hubiese criado caballos más rápidos» 😉
Hay otra variable y es la oferta de actividades. Algunas parece que están diseñadas para gestionar modas (todas las prácticas «cosméticas», como el zumba, ciclismo indoor, etc) o para dirigir la venta de equipamiento deportivo. No solo es donde sitúas las instalaciones sino hacia donde orientas la actividad, lo que puede servir para discrimnar o integra. Muy buen debate!!
Muy buena apreciación. Las actividades las considero en el texto dentro del concepto «servicios». A ese respecto en los encuentros del otro día que comento salió una idea: La necesidad de revisar la cartera de servicios públicos. ¿Qué es público y subvencionable y qué no lo es?
En efecto como dices parece que los servicios públicos deportivos en muchas ocasiones están demasiado influídos por las modas y en muchos casos es muy cuestionable su inserción en la oferta.
Pepe, permíteme un paréntesis. Si realmente hay actividades moda (zumba lo será, como en su momento lo fue la batuka…), no opino lo mismo del spinning. Lleva ya muchos años y se ha consolidado como una oferta más. Si te he interpretado mal, discúlpame.
Este inciso para explicaros el ejemplo de un ayuntamiento catalán, Sant Feliu de Llobregat, que pasa por un modelo de equidad para el acceso de sus ciudadanos a las instalaciones deportivas municipales. Y hablo, o cuentan, de equidad económica. Es decir, adoptan la tarifación social: es una política de precios municipal basada
en criterios la equidad, por lo que la base de las bonificaciones no es la tipología de familia sino las cifras de la renta. Permitirme que no os cuente más sobre el tema, porque es la base de un artículo del próximo número de la revista INSTALACIONES DEPORTIVAS HOY, pero en cuanto esté la revista en ‘la calle’, os lo paso para vuestra opinión. El proceso está en fase de implantación para los servicios deportivos, pero creo que es bastante interesante. Algo parecido ha hecho también el Ayuntamiento de Terrassa. Os mantengo informados.
Me interesa MUCHO el tema Rubén, estaré a la espera del próximo número de la revista.
Cuando se termina el café para todos, hay que elegir bien a quién y en qué medida dar el poco café que haya.
Muchas gracias.