Hacia una gestión del deporte en el espacio público

Sentir el frescor del amanecer. Sentir el calor de mediodía. Sentir la calidez de un suave atardecer. Mojarte bajo una lluvia torrencial. Quemarte bajo un sol de justicia. Sudar bajo una nevada. Ver el sol salir detrás de la canasta o al final de la recta del río en el que estás remando. Notar que tus músculos arden cuando estás a menos de 5 grados. Ver el horizonte delante tuyo y no tener los límites que te imponen cuatro paredes. Ver el verde del campo sobre el que se desliza tu bicicleta. Ver el gris del asfalto sobre el que vas corriendo. Apreciar el cielo abierto mientras haces tus ejercicios de calistenia.

Sin desmerecer a las prácticas en entornos cerrados, el deporte en los espacios abiertos ofrece un plus para mucha gente y eso se refleja en las encuestas de hábitos deportivos, que muestran que ya hay más personas que practican deporte en los espacios abiertos que en las instalaciones específicas.

Fuente: Encuesta de hábitos deportivos en España 2015

Buena parte de estas prácticas se realizan en espacios naturales, sin embargo, el gran crecimiento del deporte al aire libre ha venido por el aumento de prácticas en los espacios urbanos y periurbanos. Este hecho ha sido causa y consecuencia de que muchas ciudades/territorios hayan apostado por impulsar el deporte en sus espacios públicos.

El deporte en el espacio público está siendo un tema clave a abordar desde las políticas públicas deportivas.

Los días 20 y 21 de marzo tuvimos oportunidad de compartir ideas sobre el binomio deporte-espacio público en el 1er Congreso Internacional del deporte en las grandes ciudades en Barcelona. Este tema fue uno de los ámbitos de debate del congreso y en él tuvimos oportunidad de compartir ideas con buenas amistades como Sacra Morejón y Bruno Avelar, y hacer nuevas como Mogens Kirkeby y Henk Stokhof.


En el congreso Sacra y yo pudimos hablar del proyecto de investigación en el que estamos participando (bueno, ella dirigiendo): «URBAN STADIUM – Modelos colaborativos de gestión del espacio público para la promoción de la actividad físico-deportiva» en las ciudades de Barcelona, Bilbao y Málaga.

La idea clave del proyecto y sobre la que centramos nuestras intervenciones era precisamente la de la gobernanza. La necesidad de diseñar una nueva caja de herramientas específica para la política-gestión del deporte en el espacio público. Las herramientas tradicionales de gestión de los espacios deportivos no pueden ser trasladadas a la realidad cambiante y poliédrica del espacio público, por lo que es necesario establecer nuevas formas de actuar, comenzando por que la administración asuma un rol diferente en la promoción deportiva. Por eso nos centramos en el concepto de «gobernanza» (Aunque personalmente no me guste demasiado este «palabro», aquí lo asumo por facilitar la comprensión)

Una cuestión que me motiva mucho del proyecto de investigación es que partimos de un enfoque muy abierto. Así como hay muchos trabajos que parten de la idea de que el deporte en el espacio público ofrece importantes beneficios urbanos, sociales y económicos, nuestra idea de partida incluye el convencimiento de que también tiene sus costes. La práctica de actividades físico-deportivas en el espacio urbano puede mejorar y revitalizar los espacios públicos; pero también puede empobrecerlos en algunos casos.

En la fase más inicial del proyecto, al establecer los fundamentos, observamos casos en los que el deporte había sido el principal regenerador de áreas urbanas degradadas; pero también otros casos en los que las prácticas deportivas eran un problema allí donde se realizaban (el caso del skate es muy representativo de ambas realidades)

Según ha ido avanzando la investigación, y tras haber realizado el trabajo de campo y observación en más de cien espacios en las tres ciudades (Barcelona, Bilbao y Málaga) hemos podido comprobar que la realidad es muy distinta en las diferentes ciudades.

Cada ciudad, y esto es aplicable a la generalidad, debe entender que se encuentra en su propio estadio de esta relación deporte-espacio público. Cada ciudad genera sus propias situaciones de convivencia y conflicto en esta relación. De hecho, dentro de cada ciudad hay espacios con situaciones muy diferentes en lo referido a esta relación.

En una misma ciudad pueden encontrarse al mismo tiempo espacios en los que las prácticas deportivas empobrecen el espacio público, debido a la saturación de actividades que generan problemas de convivencia (la plaza del MACBA de Barcelona es un ejemplo interesante). Y a su vez, en la misma ciudad pueden encontrarse zonas en las que el deporte puede jugar un importante papel revitalizador del espacio público y la dinamización social.


En general hasta ahora las estrategias deportivas en relación a la práctica deportiva en el espacio público se han orientado a su impulso. Existe una demanda creciente a prácticas al aire libre y se han desarrollado actuaciones para fomentarla. Sin embargo el caso de Barcelona, posiblemente la pionera en establecer estrategias para el fomento del deporte en el espacio público (sus planes estratégicos del deporte desde comienzos de los 2000 han establecido esta línea estratégica), nos ha mostrado que ya no es aconsejable hacerlo de forma indiscriminada, que es necesario plantear una gestión más «fina» de este fenómeno y plantearla en términos de EQUILIBRIO URBANO.

Al igual que lo que ha ocurrido con el fenómeno turístico en las ciudades, que hasta ahora era una cuestión de promoción y ha pasado a ser una realidad compleja a gestionar; el deporte en el espacio público debe incorporar esta idea de gestión. Dentro de una misma ciudad podremos plantearnos fomentar la práctica deportiva en algunos espacios públicos y, en cambio, en otros debemos limitarla. Con la complejidad añadida que dependerá del espacio y del tipo de práctica. No es lo mismo correr que practicar el tiro con arco (por exagerar). En algunas zonas de la ciudad será necesario limitar la práctica deportiva, o ciertas prácticas, y en otras zonas el deporte puede generar nuevas dinámicas urbanas postivas. Ya no valen las estrategias genéricas para toda la ciudad.

A todo esto, lo que resulta increíble es que en muchas ciudades la decisión sobre los espacios y equipamientos deportivos abiertos siga siendo únicamente del área de «Parques y jardines», de «Espacio público» u «Obras y mantenimiento», sin tener en cuenta la opinión del área de deporte y la repercusión que estos equipamientos tienen sobre la actividad física, la salud y el bienestar de la ciudadanía.

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