Recuerdo una conversación con aquel urbanista en uno de los primeros proyectos de planificación de ciudad activa en los que he trabajado. “Aquí se zonifica” me dijo taxativamente. Yo había escrito 10 páginas cuestionando la zonificación y la segregación funcional y le estaba planteando que el Plan General de Ordenación Urbana los incluyese. Contra el pronóstico inicial, esas páginas entraron en el PGOU y él se reconoció contrario a la habitual zonificación estricta .
Esa casi incuestionable zonificación y segregación funcional hunde fuertemente sus raíces en la teoría de la localización que ha marcado a fuego el urbanismo del siglo XX.
La zonificación urbana se refiere a la división del territorio urbano en diferentes zonas con características específicas, como residenciales, comerciales, industriales, de servicios, etc. La zonificación urbana busca regular el uso del suelo y garantizar un equilibrio entre las diferentes actividades que tienen lugar en la ciudad.
La zonificación y la segregación funcional son herramientas importantes para planificar y organizar el crecimiento y desarrollo de las ciudades, pero también pueden tener efectos negativos si no se implementan de manera equitativa y sostenible.
Teoría de la localización
La zonificación y segregación se apoyan en la teoría de la localización, una rama de la Geografía urbana que estudia la ubicación de las actividades económicas y humanas en un área urbana y los factores que influyen en esa ubicación. La teoría se basa en el análisis de las interacciones entre la geografía, la economía y la sociedad en el contexto urbano, y se utiliza para entender cómo se desarrollan y se organizan las ciudades. Trata de determinar dónde y cómo se deben colocar los diferentes elementos de una ciudad para lograr una organización eficiente y equilibrada.
Esta teoría de la localización se basa en tres principios clave: centralidad, accesibilidad y segregación funcional. La centralidad se refiere a la ubicación central de los elementos más importantes de una ciudad. La accesibilidad se refiere a la facilidad con que los elementos de la ciudad pueden ser alcanzados en diferentes modos de transporte. La segregación funcional, como ya he comentado, se refiere a la separación de diferentes usos del suelo, como residenciales, comerciales e industriales.
En resumen, la teoría de la localización en urbanismo ha sido, y sigue siendo, una herramienta importante para el diseño de ciudades en la búsqueda de equilibrio y eficiencia y tratando de responder a las necesidades de sus habitantes y visitantes.
Centralidad, nuevas centralidades y equipamientos deportivos
Desde hace décadas se cuestiona el enfoque de centralidad clásico de la teoría de la localización. En muchos casos la aplicación de este principio se traducía en un importante desequilibrio urbano, con los principales elementos ubicados en zonas centrales y un importante vacío en las periferias. Ante esto, desde el urbanismo se incorporó la idea de “nuevas centralidades”.
El concepto de nuevas centralidades se refiere a la creación de áreas urbanas dinámicas y atractivas que surgen como resultado de la reestructuración espacial, económica y social de una ciudad. Estos nuevos centros de actividad pueden ser tanto el resultado de la revitalización de zonas urbanas preexistentes o de la creación de nuevos barrios y desarrollos a partir de áreas previamente rurales o industriales.
Son muchos los casos de ciudades que han tratado de crear nuevas centralidades con equipamientos deportivos, ya sea con grandes pabellones o incluso estadios, o con pequeños equipamientos muy característico que se convierten en un foco de atracción para personas de toda la ciudad.
La formación de nuevas centralidades puede influir en la distribución espacial de la actividad económica y cambiar la estructura de la ciudad, ya que las empresas y las personas pueden optar por trasladarse a estos nuevos centros en busca de oportunidades y mejores condiciones de vida. Los espacios, equipamientos e infraestructuras deportivas pueden jugar un papel importante en este desarrollo de nuevas centralidades y en el equilibrio urbano.
Crítica a la segregación funcional
También hay una crítica creciente a la segregación funcional de las ciudades. La idea de que los diferentes usos del suelo deben estar separados se originó en un momento en que se pensaba que la separación de los usos mejoraría la calidad de vida y prevendría conflictos. Las grandes áreas deportivas que acumulaban la mayoría de la superficie urbana destinada al deporte son fruto de esta segregación funcional. La realidad ha demostrado que esta separación puede tener efectos negativos en la cohesión social y la movilidad urbana y, en consecuencia, en los niveles de actividad física asociados a la movilidad.
Además, la segregación funcional también puede llevar a una falta de diversidad y a una monotonía en la estructura urbana, lo que puede ser perjudicial para la vida cultural y económica de una ciudad. Por esta razón, muchos urbanistas y planificadores están explorando alternativas a la segregación funcional y buscan formas de integrar diferentes usos del suelo de manera más equilibrada y sostenible.
En resumen, aunque la teoría de la localización ha sido muy influyente en la planificación urbana, es importante reconocer sus limitaciones y buscar soluciones más equilibradas y sostenibles para la organización de las ciudades.
Incorporación de estas críticas
En cierta medida, la teoría de la localización ha incorporado algunas de las críticas a la segregación funcional de las ciudades. En la actualidad, muchos planificadores y urbanistas están explorando nuevas formas de integrar diferentes usos del suelo de manera más equilibrada y sostenible.
Hay una creciente apuesta por la “mixticidad”, que buscan combinar diferentes usos del suelo en un mismo edificio o en una misma zona, con el objetivo de crear comunidades más dinámicas y vibrantes. También se están promoviendo formas de mejorar la accesibilidad a través de medios de transporte sostenibles y seguros, como bicicletas y transporte público, lo que puede mejorar la cohesión social y la movilidad urbana.
Aunque la teoría de la localización aún se basa en gran medida en los principios de centralidad, accesibilidad y segregación funcional, también está incorporando nuevos enfoques y soluciones más equilibradas y sostenibles en respuesta a las críticas y a los desafíos actuales de la planificación urbana.
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