
Durante todo este tiempo hemos podido observar la importancia del propósito de las organizaciones. Aquellas organizaciones con una identidad clara han sido capaces de adaptarse mejor a los cambios y a las necesidades de la ciudadanía. Los servicios deportivos municipales con un contrato social claro, con un compromiso hacia la ciudadanía y una cultura organizativa fuerte, han mostrado un mayor dinamismo, respuestas más ágiles y centradas en las personas.
Los servicios deportivos municipales sin un propósito claro más allá de la tarea de gestionar instalaciones deportivas y subvenciones, han ido, en general, rezagados y muchos de ellos muestran ahora una notable incapacidad o falta de interés en relanzar el sistema deportivo local.
Parecía que la misión, el propósito de un servicio deportivo municipal, era una frase grandilocuente que de hecho podía ser intercambiada con cualquier otra organización. Como estamos observando en la actual coyuntura y en la evolución de estas organizaciones, en aquellos servicios deportivos en los que el propósito es real, la propia organización y el sistema deportivo local están aguantando mejor y están sentando bases más sólidas para el futuro.
El propósito marca, obviamente, la propuesta de valor del sistema deportivo municipal. Esta es una cuestión sobre la que se llevaban discutiendo ya tiempo y que ahora resulta inevitable afrontar de cara al futuro del sistema deportivo. ¿Cuál debe ser el papel del servicio deportivo municipal? ¿En qué consistirá su labor? ¿Debe seguir asumiendo el papel de proveedor como lo está haciendo en muchos municipios?
El valor de hacer política deportiva
En estos momentos desde la oficina estamos dirigiendo cinco proyectos de deporte local/territorial, en ciudades y pueblos de muy diferentes tamaños (rango 7.000-850.000 habs.). En todos los servicios deportivos municipales esta cuestión está muy presente ¿qué valor ofrecemos a partir de ahora?, lo que nos lleva reflexionar sobre la cartera de servicios.
Hay una cuestión común, que me parece fundamental y está relacionada con ese propósito organizativo: si nos limitamos a gestionar instalaciones nuestro papel como dinamizadores y promotores del deporte entre la ciudadanía será absolutamente secundario y sustituible. Lo que nunca se podrá sustituir por la iniciativa privada y asociativa es la capacidad de los servicios deportivos municipales de hacer políticas deportivas y de fomento de la actividad física. La dificultad que observamos es que aquí hemos perdido la costumbre, si alguna vez la hubo, de hacer política deportiva y la inercia de tantos años dedicándose a la gestión ha llevado a que muchos servicios deportivos municipales no sepan diseñar políticas, ponerlas en marcha y evaluarlas.
Por otra parte, y bajando al terreno concreto de los servicios, si nuestro propósito es más amplio que “atraer gente a los polideportivos” (escuchado en varias reuniones) debemos sacar del centro a las instalaciones y dar esa centralidad a la ciudadanía, sus necesidades y los condicionantes que tienen a la hora de practicar o no deporte.
El dónde: los entornos de práctica
Esta mirada nos lleva a entender la necesidad de plantear facilidades desde cualquier canal por el que podamos llevar alternativas deportivas a la ciudadanía y que puedan realizarlo en diferentes entornos, más allá del polideportivo.
Las organizaciones deportivas habitualmente han centrado su oferta en las actividades en instalaciones deportivas: polideportivos, gimnasios, salas, campos, canchas… Sin embargo, llevábamos años observando un importante crecimiento de la práctica en espacios públicos abiertos (no convencionales, según la típica clasificación). La necesidad de utilizar estos espacios tras la primera fase del confinamiento en la que los equipamientos deportivos seguían cerrados y la aprensión actual de mucha gente a acudir a espacios cerrados, han aumentado exponencialmente la práctica deportiva en espacios abiertos. Hasta el punto que hemos podido observar escenas de una especia de “The Wlaking Dead” deportivo.
Más llamativo ha sido el crecimiento de la práctica deportiva en hogares. Una práctica que ya era habitual en otros países, pero que aquí no llegaba a considerarse seriamente en las políticas deportivas. El recelo aún existente a las prácticas en grupo en espacios cerrados, el fuerte crecimiento de equipamientos y servicios deportivos para disfrutar en el hogar y la existente, aunque escasamente tenida en cuenta, incomodidad de muchas personas a acudir a un gimnasio. Según una encuesta de Freeletics el 65% de los hombres y el 55% de las mujeres coinciden en que frecuentemente se sienten intimidados entrenando en un gimnasio tradicional.
Lo cierto es que el miedo pasará. Ya ha habido pandemias anteriores y la aprensión ha pasado. Pero durante todo el tiempo que se mantenga esta desconfianza se desarrollarán nuevas ofertas deportivas lo suficientemente atractivas como para modificar los hábitos de las personas, lo que determinará un nuevo equilibrio en el sistema.
La oferta de servicios online para realizar en casa crecerá, al igual que lo harán los productos y equipamientos para el deporte doméstico. Más allá de la retransmisión de clases, que ha sido de gran ayuda durante el confinamiento, los servicios podrán personalizarse mediante elementos que permitan la monitorización y el seguimiento de las personas que accedan a ellos. No alcanzo a entender a aquellos servicios deportivos que en cuanto ha terminado el confinamiento han cortado su canal online en lugar de seguir trabajando con él, mejorándolo e incluyéndolo en su propuesta de valor.
Ante esto, la alternativa es dejar de limitarse a la gestión de las instalaciones y de los servicios que en ellas se ofrecen. No desecharlos, pero sí cambiar el foco hacia un modelo más abierto, más centrado en las necesidades ciudadanas y menos en los recursos (equipamiento e instalaciones) con los que contamos.
Algunos operadores privados ya lo han visto y han adecuado su oferta de servicios en este sentido. El caso de Equinox, que ofrece sus servicios en instalaciones, espacios abiertos y hogar es una muestra.
Además, nuevos actores inesperado entrarán a competir en el mercado deportivo ya que cuentan con los medios para hacerlo. Apple ha comenzado a ofrecer servicios de entrenamiento personalizado, con clases online y una cuota mensual de 9,99$, incorporando los diferentes entornos en los que se realicen las prácticas deportivas. Google y Amazon también están entrando en el sector deportivo y cuentan con muchísima información para conocer perfectamente las preferencias deportivas de las personas. Se veía venir y ahora ya ha llegado y la verdad, no ha sido una sorpresa. Entran nuevos actores al ecosistema deportivo.
Todo esto nos lleva a otra reflexión de gran calado: ¿Tiene sentido que desde un ayuntamiento se ofrezcan servicios deportivos para realizar exclusivamente en casa? ¿Hasta dónde debe llegar el servicio público?
El qué: los servicios y actividades
Los servicios van a cambiar. Bueno, van a seguir cambiando. Llevamos muchos años tratando de seguir modas deportivas, con actividades promovidas por grandes maquinarias de marketing. Luis Solar, posiblemente uno de los grandes visionarios de la gestión deportiva de las últimas décadas lo vio venir y desde su perspectiva de deporte público municipal nos llevaba a reflexionar sobre ello.
“La cuestión es que ahora, a diferencia de hace treinta años, la oferta no surge de los SDM, sino de la series televisivas, de “la red 2.0” y de los agentes comerciales. Ante la situación nos podemos sentir tal ajenos y tan influenciados, como ante lo que los programas informativos llaman “los mercados”.” (Luis Solar, El deporte como servicio local ante la “era wiki”)
¿Cuál es la estrategia del servicio deportivo municipal ante esta supremacía de la moda? ¿Debe tratar de seguirla para ofrecer ‘lo último’ o debe dejar esa dinámica a la iniciativa privada? Es una gran cuestión que no tiene una respuesta única. Dependerá de la realidad de cada municipio y la evolución de la oferta deportiva. Uno de los proyectos en los que estamos trabajando, un municipio de 7.000 habs., no tiene dudas de que debe ofrecer esos servicios en sus instalaciones públicas ya que no existe iniciativa privada que lo haga. Otra ciudad con casi 400.000 habs., con más de 100 gimnasios privados se encuentra ante un dilema más complejo.
El cómo, el cuándo, el con quién…
La necesidad de repensar qué servicios ofrecemos es bastante obvia, pero hay otras cuestiones en las que deberíamos pensar si nuestro propósito como servicio deportivo público es aumentar el nivel de actividad física-deportiva entre la población: ¿Cómo debe ser esa experiencia deportiva? ¿Cuándo ofrecerla para que se adapte a las necesidades de la gente y cualquiera pueda acceder a ella? ¿Con quién resulta más atractiva esa actividad? En definitiva, hablamos de una cuestión cualitativa y equitativa para facilitar que toda la población tenga oportunidades satisfactorias para ser físicamente activas.
La experiencia nos muestra que mucha gente no se decanta por una actividad concreta, sino por una experiencia que se adapta a sus necesidades y deseos personales, más allá de que sea pádel, pilates o spinning. Son la forma, el momento y las relaciones las que determinan que muchas personas opten por una práctica determinada, deportiva o no deportiva. Estas cuestiones deben entrar en la reflexión a la hora de diseñar la oferta de los servicios deportivos municipales, más allá del tipo de práctica.
Estas cuestiones que resultan más complejas que el ‘qué’, son las que pueden dar sentido a la política pública deportiva, incorporando a la propuesta de valor de los servicios municipales la sensibilidad a conceptos como comunidad, equidad, calidad de vida o bien común.
(Continúa)
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Nota: en los próximos post continuaré desarrollando estos ejes y los vectores que incluyen. No me hace mucha gracia ‘trocear’ el texto, pero es que queda demasiado extenso. Si alguien quiere el texto completo que completarán los post, están en este pdf.
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Y aquí el vídeo-resumen de los cuatro post:
Pingback: Reimaginando el servicio deportivo municipal | Economía en Chándal·
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