
Las calles, plazas y parques de nuestras ciudades son escenario de numerosas prácticas deportivas. Los entornos naturales periurbanos que rodean nuestras urbes rebosan vitalidad deportiva, especialmente los fines de semana. En las últimas décadas el deporte ha arraigado de manera notable en nuestra sociedad, hasta el punto de que podríamos considerarlo la principal manifestación de cultura pop (de popular) de nuestros tiempos.
Y este desarrollo del hábito deportivo ha evolucionado significativamente. Si bien en la década de 1980, con las primeras políticas locales de promoción del deporte en la democracia, las instalaciones deportivas fueron las grandes tractoras de la población hacia el deporte; en la última década son los espacios abiertos de uso libre los lugares en los que se da una mayor práctica. La Encuesta de Hábitos Deportivos en España 2015 mostraba que un 70 por ciento de la población que practicó deporte durante el último año utilizó espacios abiertos de uso libre (parque, campo…), frente al 58,8 por ciento que empleó instalaciones específicas deportivas. Las prácticas deportivas en el espacio público han democratizado el acceso a la práctica deportiva.
Sin embargo, este incremento de las prácticas en el espacio público no ha venido acompañado por un desarrollo en las políticas, estrategias y herramientas de gestión del deporte en el espacio público, entre ellas las relacionadas con la seguridad.
La seguridad objetiva y subjetiva, aquella percibida por la ciudadanía, condicionan de modo importante la calidad de vida y el bienestar de las personas en el espacio público (Hale, 1996). Por este motivo, desde el deporte es importante que dediquemos esfuerzos en entender esta realidad, para poder seguir fomentando la práctica deportiva libre y, además, hacer del deporte un elemento de seguridad y confianza en nuestros espacios públicos.
Y es precisamente este uno de los elementos más característicos de la relación deporte-espacio público, la realidad dialéctica entre ambos cuando la enfocamos desde el punto de vista de la seguridad. Son necesarios unos niveles mínimos de seguridad en los espacios públicos para que atraigan actividades deportivas a los mismos. Y a su vez, las prácticas deportivas pueden hacer de los espacios públicos entornos más seguros.
Los trabajos académicos y las guías sobre ciudades activas han aportado una interesante aproximación a esta relación. Como sabemos, la ciudad activa es aquella que trabaja para generar entornos que faciliten la actividad física entre toda la población.
Uno de los primeros trabajos de la Organización Mundial de la Salud sobre la promoción de la actividad física en entornos urbanos sostiene que el miedo a la delincuencia y la inseguridad vial son algunas de las barreras para la vida activa. La falta de seguridad genera además inequidad a la hora realizar deporte en el espacio público, afectando en mayor medida a mujeres y personas de menor nivel socioeconómico (Edwards and Tsouros, 2006).
Entre las recomendaciones de la OMS a las autoridades locales que traten de impulsar entornos urbanos activos está el garantizar la seguridad, la protección y la prevención del delito. El organismo propone también emplear principios de diseño que desalienten el crimen (Edwards and Tsouros, 2008), refiriéndose a actuaciones de Crime Prevention Through Environment Design (CPTED) o “previsión situacional del delito” y que desarrollaremos más adelante.
A su vez, muchos de estos trabajos sobre ciudades activas aluden también a la capacidad del deporte para reducir el crimen y los comportamientos antisociales (Australian Institute of Criminology, 2003). De este modo, se ha demostrado que los entornos propicios para la actividad física son más seguros en términos de índices de delincuencia, así como de accidentes viales. En Kansas City, en Kessler Park, el crimen disminuyó en un 74 por ciento cuando una calle que atravesaba el parque se convirtió en un espacio libre de automóviles los fines de semana (Harnik y Welle, 2011).
La adecuación para la actividad física de parques y zonas verdes pueden tener efectos positivos en la reducción de delitos. Ocho estudios diferentes encontraron que los jardines comunitarios aumentan la cohesión de la comunidad y reducen el grafiti y la delincuencia (Maller et. Al, 2008). En una zona urbana, los edificios de apartamentos con más vegetación se asociaron con tasas más bajas de homicidio, asalto, robo, hurto, robo e incendio provocado. Los edificios con altos niveles de vegetación presentaban un 52 por ciento menos de delitos que los edificios con bajos niveles de vegetación (National Recreation & Park Association, 2010).

Figura 1. La actividad física en los parques aleja a maleantes (Imagen: Murua)
Active Living Research (ALR), con sede en EE. UU., recibió el encargo de recopilar la evidencia disponible sobre los múltiples beneficios de diseñar entornos construidos para apoyar la actividad física. Los investigadores analizaron 521 estudios para localizar los beneficios colaterales de estas intervenciones: económicos, de seguridad, sociales, ambientales, de salud física y mental. De esos trabajos, 47 de ellos concluyen beneficios en materia de seguridad (Active Living Research, 2015).
Active Living Research. (2015). Designed to Move: Active Cities. A Guide for City Leaders. ALR. San Diego, CA.
Edwards, P. y Tsouros, A. (2006). Promoting physical activity and active living in urban environments: the role of local governments. World Health Organization. Regional Office for Europe.
Edwards, P. y Tsouros, A. (2008). A healthy city is an active city: a physical activity planning guide. World Health Organization. Regional Office for Europe.
Harnik, P. y Welle, B. (2011.) From Fitness Zones to the Medical Mile: How Urban Park Systems Can Best Promote Health and Wellness. The Trust for Public Land. Washington, D.C.
Maller, C., Townsend, M., St. Leger, L., Henderson-Wilson, C., Pryor, A., Prosser, L. y Moore, M. (2008.) Healthy Parks, Healthy People: The Health Benefits of Contact with Nature in a Park Context: A Review of Relevant Literature. Melbourne, Victoria, Australia: Deakin University and Parks Victoria, 2.
Toda la serie LOS OJOS Y LAS ZAPATILLAS DE LA CALLE. SEGURIDAD Y DEPORTE EN EL ESPACIO PÚBLICO
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