
Un aspecto muy mencionado pero con abordajes habitualmente limitados desde la gestión deportiva local es el sexto objetivo de la Agenda Urbana: 6. FOMENTAR LA COHESIÓN SOCIAL Y BUSCAR LA EQUIDAD.
La cohesión social se vincula a los procesos de integración sociocultural de aquellas personas que sufren exclusiones y al uso del principio de equidad, que orientará las políticas públicas redistributivas de carácter socioeconómico (Borja, 2013)[1]
Nuestras ciudades han sido históricamente espacios de relaciones sociales. Sin embargo, en muchos casos reflejan una organización social, con frecuencia desigual y conflictiva. En ellas podemos encontrar segregación social, problemas de inseguridad, marginación y vulnerabilidad social.
Existen multitud de experiencias que tratan de reducir estos problemas e inequidades mediante el deporte. Es, de hecho, un argumento habitual para defender el apoyo al deporte, su impacto en la cohesión social.
Por otra parte, existe una serie de dimensiones socioeconómicas relacionadas con la desigualdad social que tienen su reflejo en los niveles de actividad física de las personas. En el magnífico documento Gipuzkoa EquitActiva. Resultados del análisis activador, Juan Aldaz desarrollar esta idea.
También podéis escucharle en este vídeo que hicimos cuando estábamos confinados
En definitiva, el hábitat urbano es determinante en los procesos de integración o exclusión de personas y grupos sociales, lo que tiene un reflejo directo en los niveles de actividad física y de práctica deportiva de la población. Por otra parte, hay evidencias claras sobre el papel que puede jugar el deporte a la hora de frenar estos procesos de exclusión.
La cuestión que presento aquí es ¿cómo podemos ensamblar nuestras políticas y programas deportivos con las estrategias de cohesión social de nuestras ciudades? Siguiendo los objetivos y líneas de actuación de la Agenda Urbana Española podemos plantear algunas ideas generales.
6.1. Reducir el riesgo de pobreza y exclusión social en entornos urbanos desfavorecidos.
El deporte también puede jugar un papel a la hora de frenar los procesos de exclusión social o, al menos, a amortiguarlos.
Una correcta distribución de equipamientos, también deportivos, así como la generación de entornos seguros por los que poder caminar, jugar, hacer deporte o socializar, mejoran notablemente los entornos urbanos más desfavorecidos. Es importante incorporar estas consideraciones a la hora de diseñar la red de equipamientos deportivos. Una distribución equilibrada de los mismos debe asegurar los equipamientos de barrio.

El deporte, la actividad física, el enfoque de ciudades activas, puede ser incorporado en los planes de regeneración urbana integrada de estos barrios con mayor vulnerabilidad.
El deporte debería ser asequible para todas las personas. Desde las políticas deportivas se pueden desarrollar medidas de apoyo a iniciativas deportivas sociales, estrategias de promoción de la actividad física entre personas en riesgo de exclusión o políticas de tarificación social de los servicios deportivos. Las iniciativas deportivas comunitarias sin fines de lucro son muy habituales y su impacto a menudo es notable.
Otra línea de actuaciones es la de aquellas que se orientan a la mejora de la calidad y seguridad del espacio público. La generación de espacios públicos seguros para la convivencia activa y la cohesión social permitirá reducir los riesgos de la exclusión social y mejorar la vida de los barrios más desfavorecidos.
6.2. Buscar la igualdad de oportunidades desde una perspectiva de género, edad y discapacidad
Deporte para todos y todas. Todas las personas, independientemente de su edad, sexo, capacidad, situación social, debería poder acceder a la práctica deportiva. Pero hablamos de igualdad de oportunidades de acceso reales.
Es importante garantizar un nivel adecuado de prestaciones deportivas para las personas con discapacidad y en situación de dependencia.
Una adecuada dotación de equipamientos y espacios deportivos en áreas residenciales es un buen punto de partida, con equipamientos orientados a la práctica de ancianos y niños.
En este ámbito, el asociacionismo de barrio también puede ser un gran aliado. Desde las administraciones se puede incentivar la incorporación de criterios de inclusividad e igualdad en las actividades y gestión de las asociaciones deportivas.
En definitiva, tal como propone la Agenda Urbana Española, integrar la perspectiva de género, edad y discapacidad en los temas relacionados con el día a día de las ciudades. Por supuesto, también en el deporte.
(Continuará la serie sobre Deporte en la Agenda Urbana)
[1] Borja, J. (2013): Revolución urbana y derechos ciudadanos. Madrid: Alianza Editorial
Imagen de portada: LEGADO – German Falcon
Pingback: Movilidad Activa y Sostenible [Deporte en la Agenda Urbana 5] | Economía en Chándal·
Pingback: Deporte en la Agenda Urbana – Intro | Economía en Chándal·
Pingback: Impulsar la Economía Urbana [Deporte en la Agenda Urbana 7] | Economía en Chándal·
Pingback: Instrumentos de intervención y gobernanza [Deporte en la Agenda Urbana 10] | Economía en Chándal·