La expresión “nuevo modelo de deporte local” está muy presente en los foros, encuentros y reflexiones de las personas dedicadas a la planificación y gestión del deporte en el ámbito local.
Es notable la evolución que ha experimentado el deporte municipal en la sociedad en los últimos 30 años. La característica más relevante del modelo implantado en ese momento es que la oferta de actividades deportivas se planteaba como un atractivo para que la ciudadanía realizase deporte, un modelo productor de oferta que generase demanda. A los municipios les correspondía afianzar la dotación de infraestructuras y sistemas de gestión del “deporte para todos”, tratando de promocionar el deporte como un hábito cultural entre la ciudadanía.
La situación alcanzada es llamativa. La mayoría de municipios y ciudades cuentan con una oferta deportiva amplia, un gran número de instalaciones, servicios y agentes dedicados a la actividad deportiva. Sin embargo, existe cierto consenso al afirmar que se ha alcanzado un punto en el que los límites del sistema comienzan a ser inabordables desde el modelo clásico y con las herramientas que le han llevado hasta este punto.
La propia “madurez deportiva” alcanzada por la sociedad, unida a los trepidantes cambios en las últimas décadas, inducidos por la revolución informacional y la globalización, hacen inevitable un replanteamiento del modelo deportivo local.
A continuación trataré de dar algunas pinceladas acerca de los aspectos más relevantes que, en mi particular opinión, deben tomarse en consideración a la hora de repensar el modelo deportivo local.
El propio objeto de la política deportiva local
El objeto pasa de la promoción y gestión del deporte, entendido en su versión clásica, a la promoción de la actividad física. Sin ánimo de extenderme en una revisión de ambos conceptos, entendería la actividad física como un concepto más amplio que el deporte y que incluye actos como desplazarse caminando o en bicicleta, subir escaleras, juegos activos, etc.
Este cambio de objeto se justificaría por dos argumentos. En primer lugar, por la propia concepción que de “deporte” tiene la ciudadanía y que en su mayoría (78%) considera que “Todas las actividades físicas deben considerarse un deporte” (Encuesta sobre los hábitos deportivos en España 2010. Ideal democrático y bienestar personal del año 2010 de García Ferrando y Llopis Goig ). En segundo lugar, citando una frase un tanto superheroica: “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” y uno de los principales problemas de las sociedades desarrolladas actuales es la inactividad física. Son los profesionales del deporte y las áreas de deportes locales las más capacitadas profesionalmente para responder a este problema.
Esta ampliación del objeto de la política deportiva local no debe suponer olvidarse del deporte en su visión más clásica, más bien al contrario, éste debe seguir potenciándose por sus valores intrínsecos y como gran herramienta para la promoción de la actividad física. Sin embargo, para evitar confusiones en el texto, mantendré el término “deporte” aunque me refiera a actividad física.
El público al que se orientará
La ampliación del foco objeto de la política deportiva local nos lleva a la ampliación del propio público al que se orientará la política. Este público pasa de ser las personas que practican deporte o potencialmente pueden realizarlo, a ser toda la ciudadanía, que aunque no practiquen una expresión orientada a la mejora de su condición física, puede modificar sus hábitos de vida en este sentido. Así, el estilo de vida, sus criterios de movilidad, sus hábitos de tiempo libre, son claves a considerar en el nuevo modelo.
El ámbito de trabajo
Ampliar el foco y el público conlleva ampliar el ámbito de trabajo. De este modo, el servicio deportivo local debe salir de sus límites sectoriales, acotados por la organización vertical de la administración y limitados a la gestión de instalaciones, servicios y subvenciones. Será necesario pasar a colaborar directamente con otras áreas de la administración local, trabajar para influir en el resto de políticas urbanas e incluir sus perspectivas en la estrategia propia.
En el deporte, como en otras áreas municipales, resulta necesario que la administración se oriente a la resolución de problemas y necesidades de la realidad compleja y poliédrica de la ciudadanía. Con este objetivo cobra sentido el trabajo horizontal, entre diferentes áreas municipales, tratando de generar valor para la ciudadanía. La colaboración del Deporte con el área de Servicios Sociales, de Igualdad, de Cultura, de Movilidad, de Urbanismo, en proyectos comunes, con un intercambio de enfoques y objetivos alineados, es clave para ofrecer soluciones integrales y adaptadas a las diferentes necesidades de la ciudadanía a la hora de facilitar la actividad física.
Los espacios sobre los que trabajar
Los espacios físicos también se amplían. De desarrollar una política preocupada por la construcción, adaptación y mantenimiento de instalaciones específicas para el deporte, se pasa a considerar el espacio urbano en su conjunto. En este sentido, el espacio público, tanto natural como construido pasa a ser considerado un “espacio no convencional” (con sus límites de convivencia, por supuesto)
Esto conlleva considerar la relación actividad física – ciudad desde una doble perspectiva: cómo la ciudad y su diseño urbano facilita y promueve una vida más activa y cómo las instalaciones y equipamientos para la actividad física mejoran la calidad del espacio urbano. El trabajo horizontal con las áreas de movilidad, urbanismo, parques, se vuelve absolutamente necesario.
El modelo de gestión
El modelo de gestión pasa, por tanto, de apoyarse en una capacidad técnica sectorial a un modelo de gestión relacional. Será necesario pasar de un modelo de ofertantes de servicios e instalaciones deportivos a un modelo de catalizadores de la actividad, en la que la oferta directa será una parte del trabajo del servicio deportivo local.
La realidad compleja y poliédrica citada anteriormente conlleva la incapacidad de la administración local de hacer frente a una demanda creciente cuantitativa y cualitativamente. La administración deberá asumir un papel facilitador más que de proveedor.
En este sentido cobra importancia su capacidad relacional con los diferentes agentes y personas que actúan en el ámbito del deporte. La relación con clubes y asociaciones deberá profundizarse en términos de colaboración, más que en los términos actuales de financiación/subvención. La colaboración con otras instituciones públicas para desarrollar estrategias en ámbitos compartidos (salud, educación, movilidad…). Colaboración con la iniciativa comercial y empresarial, con quienes será necesario profundizar y ajustar las relaciones en términos de colaboración, superando los actuales modelos más centrados en la simple externalización o incluso privatización.
Es importante la relación con la ciudadanía y su participación. Entender que los ciudadanos pueden ser a su vez usuarios y productores de actividad física. El auge del movimiento “prosumer” (productores-consumidores) les confiere un papel significativo en el fomento de la actividad física a nivel local. La participación ciudadana constituye un reto para que una mayoría de personas participe en adecuar el modelo de promoción y gestión de actividad física del municipio y aplicar sus capacidades para gestionar directamente algunas actividades e instalaciones mediante modelos de autogestión.
Hola Juanma, como siempre interesantísimo artículo. Como te comenté en su momento creo que los ayuntamientos deberían ser facilitadores de la actividad deportiva poniéndote el ejemplo de Facebook. Hace unos meses, en una conferencia aquí en Tenerife acerca del deporte municipal comenté la idea de que las áreas municipales deberían trabajar en acciones transversales relacionadas con el deporte. Sobre todo la de Urbanismo. El técnico de uno de los ayuntamientos más importantes de Canarias que daba la conferencia me comentó que no se hace nada al respecto en estos momentos. Hay que apostar ya por este cambio de modelo que propones. Un saludo y gracias por tus artículos.
Gracias Rubén, últimamente sí estoy viendo bastante interés por las relaciones entre Urbanismo y Actividad Física/Deporte. Lo mejor de todo es que he percibido interés tanto desde el área del deporte, de la salud y del urbanismo. Creo que hay posibilidades.
Aún así, el diálogo entre Urbanismo y Deporte no es sencillo. Por experiencia, cuando especialistas de una y de otra área se juntan suele haber problemas para entenderse, los lenguajes están alejados. Es lógico por otra parte.
Es un problema habitual de la transversalidad. A veces pensamos que con juntar en una mesa a especialistas de diferentes áreas podemos generar soluciones comunes y el problema suele ser buscar un lenguaje y unos objetivos mínimos comunes.
Un saludo
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