Aprovechar los “por si acaso”

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Hay espacios en la ciudad y en el territorio que es necesario habilitar “por si acaso”. Diseños en el espacio urbano que se contemplan como áreas de contención de eventualidades y permiten aplacar las consecuencias de adversidades tanto naturales o provocadas.

Escribo esto pensando concretamente en las inundaciones y las actuaciones urbanísticas que se desarrollan para evitar o al menos reducir sus consecuencias.

Como ya he escrito en alguna ocasión, en el río Urumea, donde suelo remar, las actuaciones para evitar inundaciones y desbordamientos del río han sido radicales. Ensanchar el cauce, levantar unas paredes verticales desmedidas y alejar a las personas del “peligro” del agua.

Actuaciones como estas han convertido a muchos ríos en meros canales de agua, sin orillas naturales en los que la fauna y la vegetación de ribera tengan un lugar en el que habitar. Por otra parte, se priva a la ciudadanía de vivir los cauces. Alejar a las personas del agua evita el peligro, pero también la posibilidad de disfrutar de un entorno natural totalmente diferente de su entorno urbanita y entrar en contacto con otro medio.

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La naturaleza se adapta. Una pata pone los huevos donde le sale de los idem.

Las actuaciones urbanísticas de canalización de ríos han sido en muchas ocasiones excesivamente severas, alejando la ciudad del cauce tanto verticalmente como horizontalmente. En mi caso, en Donostia, el cauce del río Urumea ha sido la referencia para construir las principales carreteras de entrada a la ciudad, siguiendo la orilla del río y alejándolo del espacio público con varios carriles de carretera.

Este alejamiento en muchas ocasiones se apoya en la catalogación de “zonas inundables” y la justificación de la seguridad. Pero habría que preguntarse, ¿Cuántas veces se inunda esa zona? ¿Cuántos días al año hay inundaciones?

No defiendo la inacción y el no acondicionamiento en función de la estadística de días anuales que se inunda; pero creo que el hecho de que una zona urbana se inunde cinco días al año no debe impedir que los otros trescientos sesenta sean un área de especial atractivo urbano. Creo que estas áreas de contención de inundaciones deberían ser aprovechables los días en los que no hay peligro de inundación, de lo contrario estamos desaprovechando unas áreas de gran potencial social, de ocio, turístico… y deportivo.

Traigo aquí dos casos que me han gustado especialmente:

Watersquare Benthemplein

En Rotterdam (Holanda). Esta plaza fue pensada para evitar desbordamientos, pero la gran diferencia es que a la hora de diseñarla pensaron”¿por qué no gastar el dinero que normalmente pasamos por debajo del suelo por encima del suelo?”. Con esta idea, en el espacio que sirve de vaso para acumular el agua en los días de mayor pluviosidad, han incluido un campo de baloncesto, un skatepark y zonas de esparcimiento. En las contadas ocasiones que es necesario, la zona sirve de retención de inundaciones, el resto es un espacio público que ofrece un servicio a la ciudadanía. Además las personas que lo diseñaron pensaron: «Cuando la infraestructura se vuelve invisible, hay un riesgo de que las personas no lo vean como un problema. No entienden cuánto dinero se gasta en estas cosas. Nosotros dijimos ‘vamos a hacerlo más cercano a la gente de alguna manera. Por la misma cantidad de dinero no sólo puede resolver un problema, además crea una oportunidad.

Waterplein Benthemplein from de urbanisten on Vimeo.

Rabalder Park

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En Roskilde (Dinamarca). Aprovecharon lo que probablemente sería una obra de drenaje monstruosa, un enorme canal de hormigón, en un skatepark enrolladísimo. Apurando la técnica Søren Enevoldsen Nordal, un arquitecto-skater, consiguió aunar los flujos del agua y del skate en este canal. Sin embargo, como reconoce el arquitecto, el hecho de que se tratase de una zona para drenaje facilitaba el trabajo: «Para un skater un skatepark normal, siempre será un ambiente un tanto falso. Al igual que si eres un escalador de roca siempre será más satisfactorio subir una pared de montaña que un rocódromo diseñado.» Esa adaptación al flujo del agua en lugar de los skateparks convencionales le da un valor diferencial.

Utilizo estos dos ejemplos para reforzar la idea de que los espacios de seguridad, en especial los del agua e inundaciones y en particular los de los ríos en los que puedo/podría remar, no deben ser espacios alejados permanentemente de la ciudadanía. Son espacios de gran valor experimental, en los que puedes sentir un alejamiento de la cotidianeidad urbana, del asfalto y hormigón. Grandes oportunidades para el disfrute de tiempos de ocio y por supuesto, para la actividad física.

Una respuesta a “Aprovechar los “por si acaso”

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