Durante todo este tiempo nos hemos preguntado mucho acerca de cómo será el deporte post-COVID. Desde los primeros días hemos podido leer un montón de predicciones y futurología sobre cómo será el fenómeno deportivo tras este trauma. A mí también me han preguntado muchas veces cómo será para tratar de decidir cómo actuar. Mi respuesta siempre ha sido la misma, no con estas mismas palabras pero el mensaje de fondo siempre era este:
Soy economista. A la hora de hacer predicciones, un mono con los ojos vendados lanzando dardos acierta más que yo. (Esta prueba se proponía en el libro Un paseo aleatorio por Wall Street y efectivamente acertó más el mono)
Esta incertidumbre genera una importante disyuntiva: si no sabemos cómo será el futuro ¿cómo podemos planificar estrategias y prepararnos para él? Pues precisamente así, preparándonos para gestionar la incertidumbre.
Mucha planificación estratégica ha tratado de marcar el camino a seguir, incluso los pasos a dar, a partir de la certeza. Esta (supuesta) certeza la aportaba un riguroso análisis del pasado y de las tendencias que se intuían. Sin embargo, el análisis del pasado no aporta evidencias sobre el futuro y desde hace tiempo algunas personas muy capacitadas en el diseño de estrategias venían diciendo que planificar en función del análisis del pasado es como tratar de conducir hacia adelante mirando únicamente el espejo retrovisor.
Tal vez ese sea el primer gran reto que nos deja esta crisis. Un reto que ya venía de hace tiempo pero que esta situación ha dejado más en evidencia: la necesidad de planificar en la incertidumbre.
La incertidumbre sobre el futuro no nos debe llevar a descartar la estrategia. Todo lo contrario. Es precisamente ante esta situación de inseguridad cuando más necesario se hace pensar en términos de estrategia para tomar decisiones que orienten al deporte hacia el futuro que más se parezca al deseado.
La lógica McFly y la importancia de las pequeñas acciones
El desaliñado Marty McFly en la mítica película ‘Regreso al Futuro’ nos mostró la importancia de cada acto, incluso los que nos parezcan más insignificantes, en la secuencia de acciones y reacciones que conformarán el futuro. Un momento en el que te vienes arriba en la fiesta de fin de curso hace que Chuck Berry se inspire para su riff más conocido. Un descuido tonto en el coche en el que permites que tu madre del pasado te bese carnalmente puede hacer que desaparezcas en el futuro. Resulta lógico, ¿no?
Más allá de lo singular de estas dos escenas, en toda la película se plantea una idea trascendental a la hora de marcar las estrategias a seguir en estos momentos: las decisiones que tomemos en el presente marcarán el futuro del deporte.
El futuro del deporte no va a depender sólo del entorno y de factores externos. De eso también dependerá en buena medida, por supuesto. Pero en gran parte, cómo sea el deporte dentro de 3, 5 o 20 años vendrá determinado por muchas de las decisiones que tomemos ahora. Son decisiones a cuestiones importantes y también algunas que ahora nos parecen poco relevantes.
La gestión por ocurrencias
Xavier Marcet plantea en un artículo con este mismo título que “las organizaciones que mejor han funcionado (en esta crisis) son aquellas que se han gestionado por misión… El propósito, la misión es un motor más potente que cualquier moda del management”.
Creo que esa idea es clave: tener una misión, un propósito a futuro que guíe las decisiones del presente.
Un ejemplo al que he recurrido mucho estos días es el caso de la movilidad en las ciudades, relacionado con el concepto de Ciudad Activa. La desescalada del COVID-19 ha supuesto un descenso del uso del transporte público y un preocupante aumento de la movilidad privada motorizada en aquellas ciudades que no fueron capaces de preverlo. Algunas ciudades anticipándose a ese cambio han decidido facilitar el flujo y aparcamiento de coches. Otras ciudades sin embargo, a la espera de esa reducción de la demanda de transporte público, han optado por impulsar la bicicleta y la movilidad peatonal, incluso en detrimento de los automóviles. Han ensanchado aceras y han creado nuevos carriles bici para facilitar estos medios de movilidad activa. Vemos en este caso dos formas muy distintas de acometer un mismo problema, el descenso de la demanda de transporte colectivo. Lo que hay detrás de la toma de unas decisiones u otras es el modelo de ciudad al que se quieren orientar. El propósito que guía las decisiones y que hace que no sean simples ocurrencias. ¿Tienen los agentes deportivos claro cuál es su propósito para evitar gestionar por ocurrencias?
No va a ser lo mismo que la administración trate de dar respuestas en solitario, que si se apoya en las asociaciones deportivas o impulsa la contratación de empresas de servicios deportivos. El cómo salgamos de esta situación es importante ya que marcará el inicio del futuro del deporte. Independientemente de la alternativa que se decida, lo importante es ser conscientes de ese impacto y no hacer o dejar de hacer cosas simplemente por no pensar por el sofoco de la urgencia.
Muchas decisiones del presente no tienen que ver con esta misión. Habrá que poner elementos desinfectantes; gestionar reservas, horarios y aforos; aumentar los servicios de limpieza y desinfección… todas esas medidas son necesarias desde la seguridad sanitaria. No hay duda, hay que hacerlo y ya está. Pero muchos problemas a corto tienen varias opciones de resolución. La mayoría. Es importante no tomar la primera decisión que venga a la cabeza, esforzarse en buscar diferentes alternativas para solucionar los problemas concretos e implementar aquella que mejor se ajuste al modelo de deporte que queremos en el futuro. Pero eso, ¿qué deporte queremos en el futuro?
Post de la serie ‘Políticas y estrategias para el futuro del deporte’:
#1 Monos, McFly y ocurrencias para el futuro del deporte
#2 Plazos y desafíos para pensar el deporte
#3 La gestión del corto plazo: escucha, actúa y anima a actuar
#4 El medio plazo: Maslow, Marshall y la necesidad de generar impacto socioeconómico
#5 El largo plazo: El desafío ecológico y el riesgo de la vigilancia
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