
El primer objetivo estratégico que marca la Agenda Urbana Española es: 1. ORDENAR EL TERRITORIO Y HACER UN USO RACIONAL DEL SUELO, CONSERVARLO Y PROTEGERLO. ¿Cómo debe el deporte adecuarse a este objetivo? ¿Cómo adaptarlo al modelo de ciudad para el futuro?
La ciudad tiene efectos sobre un entorno mucho mayor al que ocupa. En el caso del deporte observamos que el entorno periurbano y el natural fuera de la ciudad acogen multitud de actividad deportiva de personas trasladadas desde la ciudad. Esta realidad nos debe llevar a pensar en el modo en que entendemos el deporte en estos entornos naturales y rurales.
En primer lugar, el entorno rural no debe ser entendido como un simple recurso para satisfacer las necesidades de esparcimiento de la ciudad. El ámbito rural no es un mero espacio auxiliar para el ocio de urbanitas que desean practicar sus deportes en entornos naturales. Es necesario abordar integralmente el impacto del deporte en los entornos naturales y rurales del territorio, comprendiendo las dinámicas e impactos generados de un modo holístico.
Este objetivo de la Agenda Urbana persigue no solo que la ciudad se adapte y sea respetuosa con el entorno natural de su entorno, sino que la naturaleza entre en las ciudades. El fomento de infraestructuras verdes y azules permite conectar las zonas verdes urbanas con la naturaleza periurbana. Estas infraestructuras verdes (corredores y anillos verdes) y azules (ríos y frentes de agua) son escenario de abundante actividad deportiva y presentan una gran oportunidad a incorporar en las estrategias de promoción de la práctica deportiva
En esta línea de conectividad urbana-naturaleza, desde las propuestas de Ciudad Activa también se recomienda conectar las habituales zonas verdes urbanas con la naturaleza periurbana, acercándola a la ciudadanía de manera accesible y segura.

Por otra parte, la Agenda Urbana también plantea la necesidad de fomentar el ámbito rural, ofreciendo oportunidades de desarrollo social y económico a la población para evitar la desocupación de estas zonas. El deporte ofrece valiosas oportunidades tanto para el desarrollo económico de estas regiones, así como para la mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Es por ello que está presente de un modo otro en un buen número de planes de desarrollo rural sostenible.
Podemos encontrar diferentes proyectos de desarrollo local apoyados en el deporte: proyectos de diversificación que tratan de incrementar la competitividad de zonas turísticas; proyectos que tratan de generar una fuente de ingresos alternativa en los Parques Nacionales; o proyectos de desarrollo rural que plantean este tipo de actividades como un estímulo para estas zonas.
Sin embargo, debemos ser conscientes de los posibles impactos negativos (que también los hay) del deporte en los entornos naturales y rurales. Estos impactos negativos pueden ser medioambientales, económicos y sociales.
La Agenda también establece la necesidad de proteger, conservar y mejorar el patrimonio cultural y el paisaje. En este sentido, el deporte en la naturaleza está fuertemente ligado al territorio, pero su techo es muy bajo y su capacidad de crecimiento pequeña ya que debería limitarse a la capacidad de carga. Sin embargo, el deporte más allá de su propio atractivo en estos territorios, puede ser un gran apoyo para el impulso de un turismo cultural, por lo que las estrategias de promoción del turismo deportivo en un entorno rural deben verse acompañadas por acciones de promoción de otros potenciales como la cultura, la gastronomía, el patrimonio, los servicios o la industrialización rural.
Para lograr este objetivo estratégico, la Agenda Urbana precisa tres objetivos específicos dentro de los cuales se proponen una serie de líneas de actuación a tener en cuenta al plantear un modelo deportivo acorde a la Agenda.
1.1. Ordenar el suelo de manera compatible con su entorno territorial.
Este objetivo apunta a la importancia de los Planes Territoriales Sectoriales de Equipamientos Deportivos y a los Planes Locales de Instalaciones Deportivas diseñar redes de espacios para el deporte de conformidad al modelo territorial equilibrado y de manera coordinada entre los diferentes municipios. Tres ideas básicas a incorporar en estos planes:
- Optar preferentemente por la reutilización y reciclaje de equipamientos deportivos preexistentes y otros espacios/equipamientos en desuso antes que la construcción de nuevas infraestructuras.
- Equilibrio territorial de infraestructuras deportivas, impulsando equipamientos mancomunados entre varios municipios que no cuentan con población suficiente que asegure la sostenibilidad de uno en exclusiva.
- Incluir en la planificación los espacios abiertos, espacios verdes, senderos, etc. Estos lugares acogen una gran cantidad de práctica deportiva y deben incorporarse en los criterios de planificación. Las áreas periurbanas tienen especial interés en este sentido ya que son áreas de importante actividad y facilitan la interconexión entre los ámbitos rural y urbano.
1.2. Conservar y mejorar el patrimonio natural y cultural y proteger el paisaje.
La planificación y gestión del deporte debería incorporar consideraciones respecto al paisaje en el que se van a desarrollar muchas de las actividades exteriores, adecuándose a las características propias del mismo. Esto puede ser de gran utilidad a la hora de plantear estrategias para el deporte en la naturaleza, pero también en entornos urbanos, a la hora de vincular estas actividades con el entorno social y cultural en el que se desarrollan.
Los trabajos de catalogación del paisaje que han elaborado algunas comunidades autónomas pueden servir de orientación a la hora de diseñar programas de eventos deportivos en los entornos naturales del territorio o con las características más definitorias de los núcleos urbanos.

Dentro de este objetivo específico también podemos plantear programas y acciones de sensibilización y difusión del patrimonio cultural y natural mediante actividades deportivas.
1.3. Mejorar las infraestructuras verdes y azules y vincularlas con el contexto natural.
Las vías verdes, los senderos, las orillas de ríos y lagos son espacios deportivos de referencia para la población de la ciudad y de todo el territorio.
Como ya he comentado, el aumento de la práctica deportiva al aire libre ha llevado a la necesidad de incorporar estas infraestructuras verdes en la planificación deportiva, analizando todas sus potencialidades y limitaciones, así como a plantear estrategias de mejora de estos entornos para hacerlos más seguros y accesibles.

Este análisis de las trazas de dispositivos digitales con los que muchas personas salen a correr, nos permitió representar la importancia de estas infraestructuras verdes en la comarca del Baix Llobregat. Las tres sierras montañosas más los corredores verdes entre los núcleos urbanos más densamente poblados, así como el corredor azul del río Llobregat más el frente marítimo, son ejes de una intensa actividad deportiva que puede servir para estructurar el territorio.
(Continúa)
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