
Vamos con el cuarto objetivo estratégico de la Agenda Urbana: 4. HACER UNA GESTIÓN SOSTENIBLE DE LOS RECURSOS Y FAVORECER LA ECONOMÍA CIRCULAR. Este es un gran desafío para el deporte.
El gran desafío al que nos enfrentamos es a alcanzar la máxima eficiencia en el uso y gestión de los recursos naturales, garantizando la mínima perturbación de los ecosistemas.
Bajo esta premisa es necesario abordar la reducción de los consumos, tanto de materiales como de agua y energía en todas las dimensiones del hecho deportivo: los espacios e instalaciones, las actividades, los eventos, las organizaciones y, también, las personas que practican o ven deporte..
Pero esta reducción no puede ser abordada simplemente desde acciones puntuales. Tal como recoge la Agenda Urbana, la eficiencia está relacionada con el propio metabolismo urbano. “La ordenación del territorio, el urbanismo, la movilidad, la edificación, los flujos de agua, los materiales usados y los residuos generados, unidos a determinados estilos de vida, están implicados en la creación de escenarios ahorradores o despilfarradores de energía.” Desde el deporte debemos abordar este objetivo desde la planificación, incorporando un enfoque de ciclo de vida de todo el hecho deportivo.
Otro cuestión fundamental es la reducción de residuos. Un modelo de gestión de los mismos con criterios de sostenibilidad tratará de aplicar la jerarquía de residuos, especialmente, la prevención y reducción, la reutilización y el reciclaje, lo que permitirá avanzar en un modelo deportivo más eficiente en el uso de los recursos. El Plan de acción para la economía circular de la Unión Europea desarrolla una serie de medidas clave que deberemos incorporar a la planificación y gestión deportiva.
La Agenda Urbana Española propone un conjunto de objetivos específicos y líneas de actuación. Estas son algunas ideas, muy breves y generales, de cómo incorporarlas en el deporte:
4.1. Ser más eficientes energéticamente y ahorrar energía.
Los planes y estrategias de las ciudades para reducir el gasto de energía incorporarán criterios de arquitectura bioclimática pasiva y tratarán de maximizar la prestación de los servicios de calefacción, refrigeración o iluminación, con el mínimo consumo posible. En el post anterior ya escribí sobre el importante gasto energético de algunas instalaciones deportivas como los pabellones. Estas medidas tomadas por las ciudades deberán abordar las necesarias reformas bioclimáticas de los pabellones.
La Agenda Urbana también propone propiciar la ubicación inteligente de los edificios teniendo en cuenta las necesidades reales de los usuarios. En este sentido, la planificación de espacios e instalaciones deportivos deberá adecuarse a estas estrategias y, posiblemente, apostar por un modelo más distribuido de distribución espacial de las infraestructuras deportivas.
Otra cuestión interesante es la generación distribuida de origen renovable, o generación in-situ, que permite contar con generación de energía por medio de variadas fuentes situadas en lugares lo más próximos posibles a las cargas. Las máquinas de fitness que recogen la energía del ejercicio son una realidad desde hace años, sin embargo, su eficiencia es aún limitada. Lo cierto es que esta es una línea de trabajo interesante y seguro que su desarrollo irá mejorando la eficiencia de estas máquinas. Es una línea de trabajo que suele mencionarse en muchos de nuestros proyectos de planificación estratégica y habrá que seguirla de cerca.
Por último, otra de las líneas de actuación propuestas por la Agenda Urbana Española es la de facilitar el autoconsumo en cubiertas municipales. Esta medida es una realidad desde hace años en muchos edificios deportivos municipales. Las mejoras tecnológicas facilitarán su consolidación.
4.2. Optimizar y reducir el consumo de agua.
Se proponen numerosas líneas de actuación para este objetivo, muchas de ellas relativas a la ordenación territorial o al urbanismo y en las que el deporte poco puede aportar. Una de las líneas sí que debe ser integrada por el deporte: “Fomentar tipos edificatorios con menor demanda de agua y con sistemas de recogida y reutilización de aguas pluviales.” Las instalaciones deportivas, especialmente las piscinas, y los grandes campos e infraestructuras (pensemos en los campos de golf o de fútbol con hierba natural) deberán optimizar sus consumos de agua.

4.3. Fomentar el ciclo de los materiales.
Este objetivo específico trata de “conseguir un progresivo cierre de ciclos en el metabolismo de las ciudades, impulsando la reducción en origen de los residuos, la inclusión de criterios de “ciclo de vida” en el consumo de materiales y la reutilización y el reciclaje.”
Instalaciones, eventos y actividades deportivas pueden realizar interesantes aportaciones en esta materia. Contamos con numerosas guías y manuales para aplicar en los distintos ámbitos deportivos. Ese conocimiento existe y nos ayudará a adaptar el deporte al modelo de ciudad que se trata de impulsar.
4.4. Reducir los residuos y favorecer su reciclaje.
De entre las líneas de actuación planteadas por la Agenda Urbana destacaría dos:
- Gestionar los residuos para reducir su impacto, obligando al tratamiento de los mismos (sean peligrosos o no). Es necesario incorporar esta gestión a las herramientas y procesos de gestión deportiva, tanto de eventos como de instalaciones.
- Estudiar y aplicar nuevos modelos de educación ambiental para crear conciencia ambiental y sensibilidad hacia el consumo y la generación de residuos. Debemos tener en cuenta la capacidad del deporte para sensibilizar en esta materia a una gran parte de la población. Esta puede ser una gran aportación.
(Continúa)
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