#3 de la serie ‘Deporte, Política y política deportiva’
La principal función de los gobiernos y de las administraciones es resolver los problemas colectivos. Tal como he comentado en el post anterior, algunos de estos problemas, los que los decisores consideren más importantes, conformarán la agenda política.
Debemos entender los problemas como oportunidades de mejorar una situación que no nos satisface. Partimos de una situación que nos parece mejorable, por ejemplo, una escasa participación de los escolares de una localidad en el deporte escolar y planteamos una política pública para intentar que la actividad deportiva de este grupo aumente. Es importante tener en cuenta que tal vez la política pública no podrá “resolver” el problema, que todos los escolares practiquen deporte, sino que tratará de mejorar la situación, aumentar la proporción de practicantes. En consecuencia, una vez alcanzada esa mejora se identificarán nuevos objetivos para mejorar aún más esa situación alcanzada y se requerirán nuevas políticas.
Con esta consideración entra en juego la cuestión del realismo de los objetivos de una política pública. No es creíble que alguien proponga una política para acabar con los escolares inactivos; es más lógico pensar en términos de mejora incremental y establecer objetivos de mejora porcentual de escolares practicantes.
Por tanto, al definir el problema se deberá incluir la diferencia entre lo que nos gustaría que fuese la situación ideal y lo que es actualmente, y al mismo tiempo considerar la capacidad de reducir esa diferencia en una medida alcanzable. Es por esto importante tener en cuenta a la hora de definir el problema los recursos y capacidades que tiene el gestor público para buscar soluciones de mejora.
Dificultad al definir los problemas
El caso es que un mismo problema puede ser analizado desde puntos de vista muy diferentes. En el caso de los escolares que no practican deporte, algunos podrán entender que el problema es de oferta y que las posibilidades de práctica no son suficientemente atractivas, padres y madres podrán plantear lo poco adecuados que son los horarios, los niños pueden decir que tienen una agenda extraescolar sobrecargada y que no pueden hacer todas las actividades a las que están apuntados… Un mismo problema puede ser visto desde muy diferentes maneras y la política pública deberá buscar un equilibrio entre esas visiones y buscar una solución sobre la que sea posible actuar.
Según se defina un problema de un modo u otro, según las características que se atribuyan al problema; las posibles soluciones, los medios que se emplearán o los actores que entrarán a participar en la política serán diferentes.
Selección de problemas para una agenda de política deportiva
Hay muchas situaciones insatisfactorias que mejorar, muchos problemas, sin embargo no todas estas cuestiones entran en la agenda de los poderes públicos. ¿Qué hace que algunas cuestiones entren a formar parte de esa agenda? ¿Qué marca su estatus, su relevancia, dentro de la agenda? La respuesta a estas preguntas es muy importante ya que marcará la política pública deportiva.
Desde una mirada racional podríamos pensar que puede hacerse una lista de cuestiones a abordar y que se puede establecer un ranking de prioridades bajo una supuesta objetividad basada en la magnitud del problema, la cantidad de población a la que afecta, los efectos del mismo… Sin embargo aquí entran en juego actores, sus argumentos, sus discursos y sus recursos para hacer que unos problemas sean más visibles que otros. El caso de los grandes clubes de fútbol es significativo, su capacidad para generar corrientes de opinión favorables a sus intereses ha condicionado muchas políticas deportivas. O al revés, algunos actores tratan de quitar relevancia a ciertos problemas que les interesa que sigan fuera de la agenda política. Entran en juego los lobbies, grupos de interés, medios de comunicación, etc.
También tienen mucho peso las capacidades y recursos con los que dispone el decisor. Tal como comenté en el post anterior, si un político municipal cuenta con el recurso de una serie de instalaciones deportivas y de profesionales especializados en la orientación de práctica en las mismas, tenderá a priorizar problemas que puedan resolverse con los recursos de que dispone, especialmente si no son suficientemente utilizados. Sería un caso de “solución busca problema”. Puede plantearse el problema del sedentarismo de la población como una falta de práctica deportiva organizada y desde los poderes públicos lanzar una campaña para la concienciación de la población, la promoción del deporte en las instalaciones disponibles y establecer una política en torno a esa idea.
En definitiva, hay cuestiones objetivas que influyen a la hora de seleccionar problemas para la agenda, pero sobre la objetividad se construye una serie de argumentos subjetivos (e interesados) que se comunican y tratan de generar corrientes de opinión favorables a entender ese problema como prioritario.
Por tanto, para que un problema sea político, en primer lugar el problema debe tener una dimensión colectiva y afectar directa o indirectamente a muchas personas. Por otra parte, debe haber conflicto, diferencias de opiniones y planteamientos, sin conflicto no hay política y un conflicto debe generar varias posibles soluciones diferentes.
Características de un problema para entrar en la agenda de política deportiva
Para que un problema entre en la agenda política debe cumplir una serie de características (Roger W. Cobb y Charles D. Elder)
- Especificidad: el problema debe ser fácilmente entendible por la población (sedentarismo, obesidad infantil, calidad de las instalaciones, falta de representación de una colectividad–selecciones deportivas…)
- Relevancia social: que un gran número de personas se vea reflejado en ese problema. La inactividad física entre menores no afecta a todo el mundo, pero todos entendemos el problema que supone.
- Duración: el problema tiene que durar un tiempo en la opinión pública para que genere una respuesta política.
- Poca complejidad: que sea fácil de entender. La mejora de imagen de un país/ciudad gracias a posibles logros deportivos de alto nivel es muy fácil de entender.
- Precedentes históricos: si el problema tiene un recorrido histórico, se mantiene a lo largo del tiempo, es más sencillo que sea considerado prioritario.
Lo que no entra en la agenda de política deportiva
Tan interesante como los problemas que entran en la agenda, es entender aquellos problemas que se quedan fuera de la misma, que dejan de ser considerados problemas públicos por la presión que ejercen ciertos actores para que estos sean considerados como problemas (Peter Bachrach y Morton S. Baratz plantearon esta realidad). Un ejemplo pueden ser algunos gestores de instalaciones deportivas que tratan de evitar que el problema de la inactividad física también sea considerado como un problema del entorno social y urbanístico de la ciudad y que plantean limitaciones a la consideración del concepto de ‘vida activa’ (impulsar la actividad física en la vida cotidiana más allá de la práctica en actividades orientadas en las instalaciones de las que son responsables). Tratan de convertir esta perspectiva del problema en un no-problema.
Por tanto, es importante entender la capacidad de algunos actores a la hora de influir en lo que se consideran problemas y su peso dentro de las políticas deportivas.
Parálisis por análisis
En ocasiones, al analizar los problemas encontramos numerosas causas que lo generan y son difícilmente solucionables. Podemos observar que algunos clubes deportivos tienen problemas para su gestión, vemos que muchas personas que los gestionan tienen una escasa formación para hacerlo, que no pueden dedicar tiempo suficiente, que no hay relevo generacional, que no tienen recursos informáticos, que no cuentan con un espacio adecuado para hacerlo, etc. Podemos llegar a la parálisis porque no somos capaces de actuar en todos esos frentes. En esas ocasiones, tal vez sea más fácil plantear un apoyo directo a la gestión, bien con un programa informático, una guía de gestión o directamente poniendo un servicio de apoyo. No solucionaremos los problemas de formación, ni de relevo generacional, pero la situación de la gestión de los clubes y del problema específico mejorará. Es necesario tratar de evitar la parálisis que puede generar un diagnóstico complejo de la realidad de un problema.
Imagen de Jean-Pierre Martineau en Flickr,
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Post de la serie ‘Deporte, Política y política deportiva’:
#1 La necesidad de un discurso político para el deporte
#2 La agenda de política deportiva
#3 Problemas para una agenda de política deportiva
#4 Actores y conflicto en la política deportiva
#5 Objetivos y recursos de los actores deportivos
#6 Redes y gobernanza del deporte local
#7 Decisiones de política deportiva
Sorprendente post. Gracias por aportarlo…Espero màs…
Saludos