Decisiones de política deportiva

Decision

#7 de la serie ‘Deporte, Política y política deportiva

En los textos anteriores ya he podido adelantar algunas ideas importantes relativas a la toma de decisiones:

  • Por una parte, no todos los temas relevantes relacionados con el deporte y posible objeto de establecer una política deportiva son abordados. Hay temas que preocupan a la sociedad, o a parte de ella, que pueden quedar fuera de la agenda política y en esto tiene mucho peso el juego entre actores.
  • Las decisiones que se tomarán están condicionadas por la definición del problema. Como ejemplo, si consideramos que la falta de actividad física entre la población es un problema básicamente de que las personas no practican deporte, las decisiones que se adoptarán serán diferentes a si planteamos el problema de la inactividad desde un enfoque de necesidad de un estilo de vida activo. En este segundo caso entrarán a formar parte otras cuestiones relacionadas con el modo de vida, la movilidad, el diseño del espacio físico, los entornos sociales, laborales, educativos, etc.
  • Por último, he citado también la importancia de los recursos disponibles para tratar de resolver un problema. El decisor deberá tomar una decisión realista que ofrezca una solución al problema, o al menos una mejora del mismo, por lo que considerará los recursos de los que dispone. Esta consideración es importante y ocurre que en muchas ocasiones un Director de Deportes que trata de aumentar los niveles de actividad física de la población se centra en los recursos deportivos con los que cuenta y no se plantea movilizar recursos que no controla ya que son competencia de otras áreas como Salud, Educación, Hacienda o Urbanismo.

Con estas ideas es preciso relativizar la importancia del momento «oficial» de la toma de decisiones, ya que con las consideraciones anteriores este momento pierde importancia. La decisión es parte del ciclo de las políticas y está más condicionada por esas etapas anteriores que por la propia formalización de la decisión.

 

¿Cómo se toman las decisiones?

De los textos anteriores he recibido numerosos comentarios, algunos en el blog y muchos en redes sociales, sobre la necesidad de aplicar más los criterios técnicos y dejar un menor peso a los criterios políticos. Si bien en el primer post escribía sobre la necesidad de un posicionamiento político en el deporte, estoy de acuerdo con estas consideraciones, es necesario aplicar una mayor racionalidad técnica y menos la racionalidad política.

Considero que no hay incompatibilidad entre el establecimiento de unos criterios políticos a la hora de seleccionar determinados problemas sobre los que actuar y unas pautas generales para la actuación, con aplicar una mayor racionalidad técnica en el establecimiento de medidas y la toma de decisiones concretas. En definitiva, es necesario un claro posicionamiento político ante los problemas y una mayor racionalidad técnica ante las decisiones.

El modelo racional de toma de decisiones es muy atractivo ya que es capaz de establecer un método coherente para tomar las decisiones importantes en política deportiva o como expone Bobbio (1996) «crear un espacio fuera de la política» donde las decisiones se tomen desde una perspectiva exclusivamente técnica.

Así, bajo esta racionalidad podrían establecerse los siguientes pasos para tomar las decisiones:

  1. Analizar el problema y sus causas
  2. Identificar las alternativas de solución
  3. Comparar las alternativas
  4. Escoger la mejor de las alternativas

Sin embargo, no podemos obviar que existen importantes limites a ese modelo racional de toma de decisiones:

  • La información necesaria para el análisis de los problemas es costosa y la mayoría de las ocasiones incompleta.
  • Tampoco es posible identificar adecuadamente todas las alternativas existentes a la hora de enfrentarse a un problema.
  • Aun cuando hayamos identificado varias alternativas tratando de resolver un determinado problema de política deportiva, no suele ser posible establecer criterios objetivamente medibles para poder compararlas.
  • En muchas ocasiones hay varios decisores, e incluso siendo solo uno, no se es capaz de ordenar las preferencias y no caer en contradicciones.

Ante esta situación que es la que encontramos en la realidad de la política deportiva, frente al modelo racional es necesario tratar de buscar otros modelos que expliquen cómo se toman (descriptivos) y cómo deben tomarse (prescriptivos) las decisiones.

De los modelos existentes sobre la toma de decisiones en políticas públicas destaca por su realismo el modelo incremental de Charles Lindblom (1959) propuesto en su artículo «The Science of muddling through» (la ciencia de ir tirando)[i]. En este artículo Lindblom considera que el modelo racional es irrealista ya que el conocimiento que tenemos de la realidad es limitado y se basa en conocimientos parciales. Además, el modelo racional saca de sus consideraciones el juego político y las relaciones entre actores. Estas consideraciones son importantes en materia de política deportiva ya que habitualmente el conocimiento «reconocido» suele ser muy sectorial. Además, la capacidad de presión de muchos actores deportivos como grandes clubes o asociaciones con fuerte arraigo ciudadano tienen un importante peso en la toma de decisiones.

Lindblom explica en «el arte de ir tirando» que realmente las decisiones públicas suelen tratarse de pequeños cambios respecto a las decisiones anteriores, que el juego entre los actores tiene mayor importancia que el análisis (muchos técnicos de deportes se lamentan por esta realidad) y que la situación suele ser cambiante, aparecen nuevas soluciones técnicas y las relaciones entre actores varían (cambian presidentes de clubes, responsables de una determinada institución, la opinión de los mismos o la relación entre ellos). Estas cuestiones llevan a considerar que los cambios en materia de política deportiva serán limitados y también que, mande quien mande, apenas habrá diferencias.

Es criticable este modelo de Lindblom que si bien explica de modo acertado la realidad, apenas deja lugar a la posibilidad de generar cambios de calado por parte de los responsables políticos. Si bien esto es cierto, considero que es un buen modelo explicativo y que el peso que da a los actores es acertado. Por supuesto que en el corto plazo es posible que las diferencias de decisiones entre diferentes opciones políticas pueden ser poco perceptibles, pero será la orientación de las mismas la que puede marcar el camino a largo plazo.

Posteriormente se han desarrollado otros modelos para explicar la toma de decisiones políticas como el «garbage can» (cubo de la basura) de Cohen, March y Olsen (1972)[ii] o el de los «Policy streams» (corrientes de política) de John W. Kingdon (1995)[iii] y que tratan de introducir en mayor medida la complejidad de la realidad y la importancia de la coincidencia temporal de problemas, posibles soluciones y personas con iniciativas innovadoras.

Me quedaría sin embargo con el modelo incrementalista de Lindblom para explicar cómo se toman las decisiones en materia de política deportiva, un modelo que explicaría la importancia de los pequeños «golpes de timón» que pueden dar los responsables políticos y que pueden generar cambios de rumbo con importantes influencias a medio y largo plazo. Tendría también en cuenta la importancia de las oportunidades que pueden surgir en determinados momentos (modelo Policy streams) para generar cambios de mayor envergadura y de los momentos de oportunidad en los que aplicar determinadas políticas deportivas.

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[i] Lindblom, Charles E. (1959), The science of ‘muddling through’. Public Administration Review, 19. <Link>

[ii] Cohen, M.D.; March, J.G.; Olsen, J.P. (1972) «A Garbage Can Model of Organizational Choice», Administrative Science Quarterly, Vol. 17, No. 1. (Mar., 1972), pp. 1–25.

[iii] Kingdon, John W. 1995. Agendas, Alternatives, and Public Policies. 2d. ed. New York: HarperCollins.

Imagen de Province of British Columbia en Flickr

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Post de la serie ‘Deporte, Política y política deportiva’:

#1 La necesidad de un discurso político para el deporte

#2 La agenda de política deportiva

#3 Problemas para una agenda de política deportiva

#4 Actores y conflicto en la política deportiva

#5 Objetivos y recursos de los actores deportivos

#6 Redes y gobernanza del deporte local

#7 Decisiones de política deportiva

#8 La puesta en marcha de una política deportiva

#9 La evaluación como herramienta de mejora política

2 Respuestas a “Decisiones de política deportiva

  1. Dejo aquí un comentario de Daniel Martínez Aguado ( https://www.linkedin.com/pub/daniel-mart%C3%ADnez-aguado/41/750/990 ) que me ha dejado en LinkedIn y me parece muy interesante para profundizar en las ideas que planteo en el post:

    Hola Juanma,

    Desde mi punto de vista, las referencias teóricas mostradas muestran bien la dualidad política y técnica de las decisiones que diariamente se toman en los Ayuntamientos. Sin embrago, no revelan claramente la enorme complejidad y diversidad de las mismas. No creo que la “fórmula” más racionalidad técnica y claro posicionamiento político pueda llegar a ser una solución válida para los innumerables factores y particularidades que hacen tan distinta la relación personal entre políticos y técnicos en cada legislatura. De igual forma, pensaría como mal enfocados debates hacia si es mejor más carga técnica que política en la toma de decisiones o viceversa.
    A mi entender, dos de las claves serían: a) entender la relación política-técnica como una relación humana interpuesta y jerárquica por las reglas de la Democracia que, en ocasiones, sólo puedes aspirar al “ir tirando”de Charles Lindblom y, en otras, se llega a conseguir un eficaz trabajo y amistad conciliadora; y b) entender la relación política-técnica como un lugar inevitable de conflicto, diálogo, y negociación para lo cual debemos aprender de pautas y orientaciones para ir solventándolas, especialmente conocidas por parte de los técnicos, debido a que permanecemos de una legislatura a otra en la organización deportiva municipal.

    Saludos,

    Daniel

  2. Esta es mi respuesta:

    Hola Daniel, muchas gracias por este y otros comentarios que dejas en los post. Me permiten profundizar en la reflexión. y creo que ese es el objetivo de compartir dichas reflexiones.

    Dado que en el post no he profundizado demasiado ya que me parecía que ya es bastante «espeso», aprovecho el comentario para hacerlo.
    Cuando comento mi posicionamiento sobre racionalidad técnica y posicionamiento político no trato de dar una «fórmula», de hecho creo que en materia política y social no existen «fórmulas» y la mayoría de problemas son singulares y así deben ser tratados.

    He intentado ofrecer unas pinceladas sobre diferentes modelos teóricos de toma de decisiones. La realidad es compleja y cada problema en cada situación concreta debe ser analizado y resuelto individualmente. El caso es que para tratar de entender esta realidad compleja, sin caer en una excesiva simplificación de la misma, es necesario recurrir a los modelos.

    Creo que el modelo incremental de Lindblom no ha quedado claro en el post. Cuando plantea la «ciencia de ir tirando» no está diciendo que las decisiones se toman para salir del paso, sino que las decisiones suelen ser pequeños cambios en función del status quo. Los cambios se dan, ¡qué menos!, pero no suelen ser rupturistas. Por otra parte, los modelos que cito más adelante como el «garbage can» o el «policy streams» están mucho más orientados a recoger esa complejidad, pero creo que tienen menor capacidad descriptiva

    Cuando hablo de racionalidad política, no me refiero únicamente a la «racionalidad de los políticos». En ocasiones podemos encontrarnos con que algunas decisiones tomadas a partir de procesos participativos entre la ciudadanía no son acordes con los criterios tecnicos.
    Por supuesto que debe existir conflicto, diálogo y negociación en la relación política-técnica, es la base de una toma de decisiones inteligente y democrática. Pero como decía antes, esta relación no es únicamente entre el responsable político y el técnico. Creo que en el diálogo deben entrar muchos más actores y la opinión técnica debe ser capaz de generar argumentos convincentes ante todos ellos. Por experiencia personal, cuando he trabajado en algún proyecto participativo con agentes sociales de una ciudad, estos son muy receptivos a los criterios técnicos cuando se les explica con claridad y transparencia.

    Por último, no he entrado a diferenciar los tipos de problemas y esto es importante a la hora de explicar el modo en que se toman las decisiones. Muchos autores se centran en dos aspectos para tratar de explicar la complejidad de los problemas y los modos en que se toman las decisiones. Estos dos aspectos son la incertidumbre y el conflicto.

    Muy esquemáticamente, podemos encontrar problemas en los que los objetivos son claros y hay un consenso sobre la necesidad de solucionarlos. En otros lo objetivos son confusos y hay conflicto entre los actores. Desde la incertidumbre, hay problemas cuya solución es reconocida, hay certidumbre técnica, y otros en los que hay incertidumbre acerca de cómo solucionarlos. De este modo encontramos cuatro posibilidades:
    – Problemas comúnmente aceptados (consenso) con una solución técnica reconocida. La solución a estos problemas es simple y se aplican métodos burocráticos. La decisión se limita a poner en marcha la solución.
    – Problemas comúnmente aceptados con incertidumbre técnica. No está claro qué método funcionará, por lo que normalmente se prueban diferentes alternativas, se analiza lo que han hecho en otros lugares, etc.
    – Problemas no aceptados por una gran mayoría (conflicto) con una solución técnica reconocida. Aunque se sepa cuál es la solución, su puesta en marcha es conflictiva.
    – Problemas no aceptados por mayoría y que además hay incertidumbre técnica acerca de cómo solucionarlos. Son los más complejos y la tendencia es que los problemas se desplacen hacia esta tipología. En estos casos lo ideal sería optar por modelos de gobernanza en red, poniendo todos los puntos de vista sobre la mesa, colaborar y corresponsabilizar en la toma de decisiones.

    No soy muy partidario de este planteamiento ya que no deja de ser otra simplificación que trata de establecer una relación unívoca entre el tipo de problemas y el modo en que tomar decisiones para solucionarlos.

    Sin embargo, es útil para mostrar lo que expresas en tu comentario, la tendencia de las mayoría de los problemas a colocarse en la cuarta tipología que planteo.
    Para finalizar, recalcar ya que tal vez no ha quedado suficientemente claro, que la mayoría de decisiones políticas tienen un alto componente de complejidad, incertidumbre y conflicto que no permiten buscar aplicar soluciones únicamente técnicas.
    Seguimos.

    Juanma

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