#5 de la serie ‘Deporte, Política y política deportiva’
Al pensar en la diversidad de actores que influyen en una política pública no debemos hacerlo sólo en clave de conflicto, tal como explicaba en el post anterior, sino también en clave de relaciones y posibilidades de colaboración para tratar de sacar adelante una determinada política deportiva.
Si bien se plantea la multiplicidad de actores a la hora de decidir, diseñar e implementar una política pública deportiva, es necesario reconocer el papel central de los actores públicos. Son las instituciones públicas las únicas que tienen el poder de ejercer esa autoridad, tienen esa responsabilidad y la capacidad para regular.
Sin embargo las instituciones públicas no son homogéneas y no actúan como un único actor. Hay distintos niveles, escalas que conforman el gobierno multinivel: local, estatal-regional y supra-estatal; entre los que se reparten diferentes tipos de políticas. Si consideramos esos niveles como un eje vertical, también existe otro eje horizontal dentro de cada administración. Las administraciones se fragmentan en distintos departamentos, ocupándose cada uno de ámbitos concretos, sin apenas relación entre ellos que les permita una visión global de las problemáticas y que les lleva a actuar con lógicas diferentes, de forma descoordinada, como actores individuales. En este sentido podemos ver las dificultades de plantear proyectos deportivos junto con servicios sociales o la introducción de criterios de fomento de la actividad física en el diseño urbanístico de una ciudad.
Asimismo están los actores privados, clubes deportivos, federaciones, empresas, asociaciones vecinales, grupos sociales, etc. Estos actores pueden tener diferentes relaciones con una determinada política, bien como causantes de un problema, como posibles beneficiarios o pueden ser indirectamente afectados. Es muy interesante mencionar aquí el peso que están adquiriendo nuevas formas de agrupación social, los nuevos movimientos sociales con estructuras menos formales, fundamentadas en ideas y proyectos concretos y muy apoyadas en el uso de internet. En este sentido, el surgimiento de grupos auto-organizados para la práctica deportiva o la organización de actividades en espacios públicos está viviendo un importante auge en los últimos años.
Los diferentes objetivos
Como es lógico, ante esta variedad de actores que tratan de influir en las políticas deportivas nos encontramos con una multiplicidad de objetivos en los mismos. Objetivos que podemos considerarlos racionales desde la perspectiva de cada uno de los actores y coherentes con sus propios intereses, o al menos que consideran coherentes, aunque el resultado no les sea favorable.
En todo caso es interesante señalar que las preferencias de los actores no son del todo propias y específicas para el problema a acometer, tienen una estrecha relación con el entorno social y los valores, las experiencias o las costumbres limitan las alternativas de cada actor a la hora de establecer sus objetivos y posicionamiento en el momento de participar en una determinada política.
Los recursos
Es indudable que la capacidad de cualquier actor para definir un problema, incluirlo en la agenda política y para que su propuesta de solución al mismo sea puesta en marcha vendrá determinada por los recursos con los que cuenta y sea capaz de movilizar.
En el deporte y en cualquier política pública observamos problemas que no llegan a entrar en la agenda pese a ser reconocida su importancia. Un caso claro es el reducido peso de la Educación Física en el currículum educativo, un problema mayoritariamente aceptado por las personas del mundo del deporte y que sin embargo se encuentra con importantes frenos para entrar a formar parte de las agendas políticas debido a una escasa capacidad de influencia respecto a otros agentes con mayor autoridad en el ámbito de la Educación.
También son habituales las situaciones en las que para un problema sobre el que sí se ha decidido actuar se opta por soluciones limitadas o erróneas, descartando otras soluciones que desde un punto de vista académico o a la luz de otras experiencias parecen a priori mucho más efectivas. Un ejemplo conocido puede ser la desigual distribución de ingresos por televisión entre los clubes de fútbol profesional. Frente a los casos más exitosos de negociación colectiva de derechos televisivos en la LFP se ha mantenido un modelo de negociación individual por la capacidad de presión de los clubes más favorecidos y por los operadores televisivos. Los recursos de este segundo grupo les han permitido imponer este modelo frente al primer grupo más mayoritario.
De modo resumido pueden esbozarse los siguientes recursos que los actores pueden disponer para influir en una determinada política:
- Capacidad de consenso: es un recurso muy variable y suelen entrar en juego cuestiones subjetivas como la credibilidad y el carisma. En este sentido es notable el papel que pueden jugar reconocidos deportistas a la hora de impulsar una determinada política. A su vez, las campañas de información y comunicación, los medios y cada vez más internet, son importantes factores a la hora de influir en esta capacidad de consenso.
- Recursos económicos: obviamente son necesarios para influir en los comportamientos de los otros actores (por ejemplo subvenciones a clubes en función de determinados objetivos) e implementar una política. También los recursos económicos pueden influir en la capacidad de consenso mediante la financiación de campañas de comunicación y sensibilización hacia determinado problema, modificando la opinión pública.
- Recursos cognitivos: la capacidad de contar con buena información y llegar a interpretaciones acertadas de los mismos para optar por una determinada solución. Es interesante destacar el papel que los modelos participativos y deliberativos pueden jugar en la comprensión adecuada de un problema frente a modelos con mayor peso técnico o “científico”; así como las limitaciones de ambos. El problema de la falta de datos sobre práctica deportiva y actividad física en muchos municipios lleva a una política de ensayo y error sin una base sólida sobre la que evolucionar dicha política deportiva local.
- Recursos legales: por un lado la capacidad de reglamentar está en manos de las administraciones y es un recurso muy importante, pero también el resto de actores pueden emplear el recurso de la ley amparándose en ella para influir en determinadas políticas.
Otros recursos que deben ser tenidos en cuenta serán los recursos humanos, organizativos y las infraestructuras de las que se podrá disponer a la hora de implementar las políticas deportivas.
Suele ser un error frecuente en muchas políticas deportivas no hacer una aproximación detallada de los recursos con los que se cuenta y mucho menos con los que cuentan otros actores para tratar de establecer relaciones colaboración o incluso para medir su capacidad en caso de que se opongan a la política deportiva que se trate de implementar.
Imagen de Ingo Bernhardt en Flickr
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Post de la serie ‘Deporte, Política y política deportiva’:
#1 La necesidad de un discurso político para el deporte
#2 La agenda de política deportiva
#3 Problemas para una agenda de política deportiva
#4 Actores y conflicto en la política deportiva
#5 Objetivos y recursos de los actores deportivos
#6 Redes y gobernanza del deporte local
#7 Decisiones de política deportiva
Estando de acuerdo con lo expresado en el artículo, creo que para lograr una mayor práctica de la actividad física y el deporte, se debería hacer un Plan estratégico a medio/largo plazo, a nivel Nacional en donde tuvieran un papel muy importante los medios de comunicación, además de otros «actores» y «acciones», que concienciaran a la población de la importancia real de la PRACTICA DE LA ACTIVIDAD FÍSICA Y/O EL DEPORTE.
Muy de acuerdo Pablo, aunque la realidad política hace bastante complicado implantar planes con una duración superior al ciclo electoral.
Algunos comentarios:
– El que comentas es un único problema, tal vez el más importante, pero hay que tener en cuenta que hay muchos otros: nivel de las selecciones, calidad del deporte federado, deporte en el medio natural, sostenibilidad económica del deporte, dopaje, etc. (por poner algunos ejemplos)
– A la vista de las encuestas el problema no parece de concienciación, un porcentaje superior al 90% de la población admite que el deporte es necesario para la salud… y sin embargo no lo practican. Si la gente ya sabe que es importante ¿por qué no lo hacen? ¿la clave sigue siendo la concienciación? ¿sigue siendo tan importante el papel de los medios de comunicación? En las políticas de promoción de actividad física más exitosas a nivel internacional se muestra necesario plantear estrategias multicomponente, con actuaciones sobre la oferta, los entornos físicos y sociales, la comunicación, etc. La problemática es muy compleja.