#11 de la serie «Turismo deportivo y desarrollo local: aspectos críticos»
Una de las modalidades deportivas “estrella” para el turismo deportivo es el golf. El aumento del turismo del golf y de la construcción de campos ha sido espectacular durante muchos años. Debo matizar que el golf, a pesar de no practicarlo, como modalidad deportiva me parece interesante y atractiva, apta para muchísimas personas.
Sin embargo, el modelo de explotación del golf me preocupa enormemente. Hace años en un Congreso, un representante de clubes y empresas de golf nos hablaba de la necesidad de construir más campos. Al llegar a su exposición de los datos económicos, de manera no explícita por supuesto, se veía que la rentabilidad general de los campos de golf era negativa. ¿Dónde estaba el atractivo económico? Pues sí, donde siempre estaba… en la construcción de viviendas.
La gran mayoría de los campos de golf no se concibieron atendiendo a la rentabilidad del campo en sí misma, más de la mitad se diseñaron al amparo de un desarrollo inmobiliario y otros muchos como clubes sociales.
Este modelo se basaba principalmente en la obtención del suelo para el desarrollo del campo de golf de manera gratuita, es decir, repercutir el coste del suelo al precio de las viviendas, incrementando el precio de estas últimas justificándolo con los servicios que ofrece la promoción, es decir, viviendas en un campo de golf. [1]
Para hacernos una idea del peso de la vivienda en estos campos de golf, un gerente de un club llega a afirmar que sólo el 30% de los que compran una casa junto a un campo de golf son aficionados a este deporte.
La mayoría considera un chalet en primera línea de un campo de golf casi como una alternativa a la primera línea de playa
Es llamativo el dato de que en Madrid, estar junto al campo de golf es un valor añadido que encarece entre un 10% y un 20%. En la costa Mediterránea la práctica saturación de la primera línea costera provoca que los agentes privados busquen estrategias para mantener los márgenes de rentabilidad que les proporcionaban las localizaciones en el litoral. Se constata un incremento del valor de las parcelas (entre un 10 y un 100%) y viviendas (5-50%) a medida que están emplazadas más próximas al “green” [2].
En función de su morfología se diferencian los siguientes tipos de campos de golf:
- Vinculados a viviendas
- Vinculados a resort hoteleros
- Libres de edificaciones
Como he planteado, la tendencia mayoritaria ha sido al modelo de campos de golf vinculados a desarrollos residenciales. ¿Qué efectos tiene este modelo?
Golf y Urban sprawl
Se conoce como dispersión urbana, dispersión suburbana, urbanización por derrame o suburbanización por derrame (traducido del inglés urban sprawl), al fenómeno de propagación de una ciudad y sus barrios hacia la tierra rural en la periferia de una zona urbana. Los residentes de los barrios en expansión tienden a vivir en casas unifamiliares y a desplazarse en automóvil al trabajo. La baja densidad de población es un indicador de la dispersión (Wikipedia).
En este sentido, algunos autores catalogan a los campos de golf como “Archipiélago Residencial Difuso” [2]. Grandes piezas residenciales aisladas de superficie comprendidas entre las 180 y 208 hectáreas, incluido el campo de golf, que normalmente es de 18 hoyos y 50 hectáreas de superficie, con capacidades de vivienda entre 2.500 y 3.500 y densidades residenciales entorno a 15-20 viviendas por hectárea.
Este modelo de dispersión urbana tiene graves impactos relacionados con el consumo energético, ya que genera un aumento del consumo derivado de los flujos de personas por la distancia al resto de espacios de actividad (centros laborales, comerciales, de ocio, servicios, etc.) y un aumento del tráfico por la necesidad de un mayor número de desplazamientos y su consiguiente demanda energética.
En los campos de golf-residencial de baja densidad bruta residencial (20 viviendas por hectárea), el número de desplazamientos por persona y día laboral se encuentra entre 1,15 y 1,3, del orden de la mitad que en la ciudad compacta tradicional. Ello se relaciona con una mayor coordinación de las actividades a realizar en un único desplazamiento, ya que cualquier desplazamiento implica utilizar el vehículo privado (95%) a diferencia de la ciudad compacta.
El transporte público es marginal y en absoluto competitivo con la carretera y los mayores efectos sobre la movilidad tienen que ver con las viviendas asociadas, mientras que los relacionados con el complejo deportivo no son preocupantes.
Este modelo urbano también tiene impactos negativos en el consumo de recursos y la biodiversidad, suponiendo un mayor consumo de suelo; la disminución de la cantidad y calidad del agua ya que la artificialización del suelo provoca que la lluvia sea absorbida en forma menos eficaz por el suelo y los acuíferos subterráneos [3]; o la ruptura de la conectividad ecológica por los fragmentos de urbanización y las infraestructuras.
También se han demostrado impactos negativos para la salud, relacionados con el aumento de accidentes de tráfico y con mayores niveles de obesidad de las personas que viven en estas urbanizaciones dispersas [4].
Sobre los impactos sociales negativos del modelo de dispersión urbana se ha escrito mucho, habiéndose demostrado menores niveles de relación entre personas de rentas diferentes; la disminución de la colaboración social entre los diferentes grupos de personas, menor Capital Social [5]; o la segregación, fomentando que personas con niveles socioeconómicos similares vivan en ellos, segregándose del resto de los habitantes de la ciudad.
En este sentido, el trabajo de la Universidad de Alicante deja claro el impacto de esta tipología de campos de golf:
El “archipiélago residencial difuso” muestra una modalidad de las “Gated Communities”: Asentamientos fundados en la seguridad privada, en la exclusión social y en una gobernanza privada que, en conjunto, dan la espalda social y espacialmente al conjunto de la ciudad y el territorio donde se implantan, favorecido por su localización aislada y muy segregada del núcleo del municipio en que se localiza.
Los residentes de estas operaciones no manifiestan una voluntad de integración en el municipio de acogida. Concretamente, a los inmigrantes europeos (casi el 60% de esos residentes) sólo les interesa del municipio empadronarse para conseguir la tarjeta sanitaria.
Los campos de gestión pública aumentan la oferta deportiva y recreativa de un municipio, mientras que los de socios pueden aumentar la fragmentación social y espacial.
Y en lo que respecta a los impactos económicos, a pesar de que algunos campos puedan ser rentables, es necesario analizar y comprender la realidad desde una perspectiva general, no de impacto de la gestión. Desde este punto de vista aparecerán costes que no se computan en esa gestión pero que los paga toda la sociedad como el aumento de los costos de infraestructuras: carreteras, estacionamientos, canalización de agua, alcantarillado, tendido de redes eléctricas, gas, etc.; o el encarecimiento de la atención de las necesidades colectivas de sus habitantes (servicios de salud, equipamientos deportivos, culturales, etc.).
Es llamativa la diferencia entre el impacto de un modelo de campo con hotel y uno con residencia. Una plaza hotelera genera una actividad económica del orden de cinco veces superior (10.000€ anuales) que una plaza residencial y a su vez genera del orden de cuatro veces más empleo (un empleo por cada seis plazas) que una plaza residencial [2]
Resulta preocupante que a pesar de la saturación de campos de golf residenciales, de sus impactos negativos y el conocimiento sobre los mismos y alternativas mejores se siga apostando por ese modelo. Es bastante sencillo entender a quién beneficia realmente ese modelo de golf con residencial.
El negocio inmobiliario del esquí
Otra modalidad muy relacionada con el turismo deportivo y que ha seguido un modelo parecido, aunque no tan exagerado, ha sido el esquí.
Quizás la porción más importante de este negocio la constituyen los valores y bienes inmobiliarios, que en muchas ocasiones ha provocado un interesante debate sobre el impacto ambiental en el territorio. Algunos estudios realizados sobre el desarrollo de las montañas españolas, demuestran que por ejemplo en el Nuevo Arán, en la zona de Baqueira Beret, las viviendas se incrementaron en la década de los 80, en más de un 250 %, algunas publicaciones tratan de demostrar que el ranking inmobiliario en la Generalitat de Catalunya está liderado en las comarcas del Pirineo Catalán (“Savia”. Diciembre 2003), que incrementó de forma considerable el número de plazas y de camas ofertadas al turismo, además de originarse la construcción de muchas viviendas consideradas como de “segundas viviendas” para los fines de semana o temporadas vacacionales. [6]
En definitiva, bajo la excusa del deporte y con la etiqueta dorada de «turismo deportivo» de alto poder adquisitivo el ladrillo se ha impuesto allá donde ha visto beneficio. Debo manifestar mis dudas sobre si esto ya se ha acabado o solamente ha parado para tomar impulso.
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[1] Revista TodoGolf, entrevista a Luis González Merino, consultor AIM especialista en campos de golf. Disponible en Internet en http://www.tgolf.es/descargas/TGVI1.pdf Consulta el 11 de diciembre de 2013.
[2] Estudio de la Universidad de Alicante: “Impacto de los campos de golf y operaciones asociadas en la Comunidad Valenciana y la Región de Murcia”. Disponible presentación en Internet en https://moodle2012-13.ua.es/moodle/pluginfile.php/12667/mod_resource/content/1/Golf.pdf Consulta el 11 de diciembre de 2013.
[3] Frumkin, H. (2002) Urban Sprawl and Public Health. Public Health Reports. May/June 2002. Volume 117. Disponible en Internet en http://www.cdc.gov/healthyplaces/articles/urban_sprawl_and_public_health_phr.pdf Consulta el 11 de diciembre de 2013.
[4] McKee, Bradford (4 de septiembre de 2003). «As Suburbs Grow, So Do Waistlines». The New York Times (The New York Times Company). Disponible en Internet en http://www.nytimes.com/2003/09/04/garden/as-suburbs-grow-so-do-waistlines.html Consulta el 11 de diciembre de 2013.
[5] Van Pelt, Julie (ed.) (2006) (PDF). Cascadia Scorecard 2006. Cascadia Scorecard. Seattle, Washington: Sightline Institute.
[6] González Molina, A. (2008) Rasgos caracterizadores del turismo activo y turismo deportivo e importancia económico-social y estructural de nuevas formas emergentes. Revista Acción Motriz, Junio/Diciembre 2008. Disponible en Internet en http://www.accionmotriz.com/revistas/1/1_6.pdf Consulta el 11 de diciembre de 2013.
Imagen de TonioMora en Flickr.
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La serie completa:
#1 Los límites del turismo deportivo para el desarrollo local
#2 Deporte en la naturaleza, entrando en el océano rojo
#3 Turismo deportivo en la naturaleza: cuando el éxito conduce al fracaso
#4 Los eventos deportivos ¿economía real o Monopoly?
#5 El deporte y el turismo como parte de un Sistema
#6 Problemas ambientales del turismo deportivo
#7 El equilibrio entre turismo deportivo y naturaleza
#8 La dimensión social del turismo deportivo
#9 Grandes eventos deportivos y ciudades-escaparate
#10 Megaeventos para la ciudad maqueta